El atardecer de los duendes



Había una vez en el bosque encantado un pequeño duende llamado Arcoíris, que tenía la misión de pintar cada día el cielo con los colores más brillantes y hermosos.

Arcoíris era muy creativo y siempre buscaba nuevas combinaciones para sorprender a todos los habitantes del bosque. Un día, mientras paseaba por el prado, Arcoíris se encontró con sus amigos: Sol, Luna, Estrella y Nube.

Todos juntos formaban un equipo increíble que ayudaba a mantener la armonía en el bosque. "¡Hola amigos! ¿Qué les parece si hoy pintamos el atardecer con colores nunca antes vistos?", propuso entusiasmado Arcoíris. "¡Qué buena idea, Arcoíris! Podríamos usar los colores amarillo, naranja, rosa y violeta.

Será un espectáculo maravilloso", dijo Sol emocionado. "Y yo puedo añadir un toque de magia con mi brillo plateado", agregó Luna sonriente. Así, los cinco amigos trabajaron juntos para crear el atardecer más espectacular que el bosque jamás había visto.

Los colores se mezclaban en el cielo como en un lienzo mágico, llenando de alegría y belleza a todos los seres que vivían allí. Sin embargo, cuando estaban a punto de terminar su obra maestra, una densa niebla gris comenzó a cubrir lentamente el horizonte.

Nube miró preocupada a sus amigos y dijo:"¡Oh no! La niebla amenaza con opacar nuestros colores.

¿Qué haremos?"Arcoíris reflexionó por un momento y luego exclamó:"¡Ya sé! Si combinamos nuestros poderes podemos disipar la niebla y dejar que nuestros colores brillen una vez más.

"Entonces, cada uno de los amigos utilizó su don especial: Sol irradió calor para evaporar la niebla, Luna iluminó con su brillo plateado para guiarlos y Nube esparció gotas de lluvia brillante sobre la tierra. Así lograron despejar el cielo y revelar su magnífica creación. El atardecer volvió a lucir radiante gracias al trabajo en equipo y la creatividad de estos maravillosos amigos.

Desde ese día, Arcoíris supo que juntos podían superar cualquier obstáculo y seguir regalando color al mundo. Y así fue como en aquel bosque encantado floreció una amistad llena de luz y color que perduraría por siempre jamás.

FIN.

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