El Aula de Todos
Era una mañana brillante en la ciudad, y el sol asomaba por la ventana del aula de la escuela primaria 'Arcoiris'. Janet, una nena con una hermosa trenza y una gran sonrisa, estaba emocionada por el primer día del nuevo ciclo escolar. Pero al llegar al aula, se dio cuenta de que había algo extraño.
En la clase había muchos chicos y chicas, pero también había algunos que se sentían un poco diferentes. Se llamaban a sí mismos 'Los Invisibles', aquellos que parecían no ser tomados en cuenta por los demás. Janet se sintió algo desconcertada al ver que estos compañeros eran ignorados en los juegos y actividades.
Decidida a hacer algo, Janet se acercó a una de ellas, Sofía, quien siempre se sentaba en la última fila.
"Hola, ¿te gustaría jugar con nosotros al recreo?" - preguntó Janet con una sonrisa.
"Claro, pero creo que a nadie le interesa jugar conmigo..." - respondió Sofía bajando la mirada.
Janet se sintió triste por lo que Sofía había dicho. ¿Por qué nadie la invitaba?
Durante el recreo, Janet decidió presentarla a los demás. Con toda su valentía, gritó:
"¡Chicos, esta es Sofía! ¡Es muy divertida, no se la quieren perder!"
Al principio, algunos chicos la miraron con desinterés, pero Janet no se rindió.
"Vamos, vamos a hacer un gran equipo de fútbol. Todos pueden jugar, y Sofía será nuestra estrella!"
Poco a poco, el grupo comenzó a aceptar a Sofía. Se reían, corrían y jugaban juntos. Pero justo cuando todo parecía perfecto, Juan, un chico que nunca aceptaba a los que consideraba diferentes, dijo:
"No, Sofía no puede jugar, no sabe correr bien".
Janet se detuvo en seco. Sus amigos comenzaron a murmurar y mirar a Sofía con desdén.
"¡Eso no es cierto!" - gritó Janet "Todos tienen derecho a jugar, sin importar cómo corran. ¡La diversión es lo más importante!"
La confusión recorrió el grupo. Juan, sorprendido por la valentía de Janet, empezó a cuestionar su propia actitud.
"Pero... ella no es igual a nosotros..." - dijo Juan, dudoso.
Pero Janet no iba a rendirse. Se acercó a Sofía y le puso una mano en el hombro.
"Escuchame, Sofía. Todos podemos hacer algo bien, y cuando nos unimos, podemos ser aún mejores. ¡Vamos a demostrarlo!"
Inspirados por la determinación de Janet, los demás chicos comenzaron a reflexionar. Al final, decidieron que, a pesar de las diferencias, el juego sería mucho más divertido con Sofía.
En los días siguientes, el aula de 'Arcoiris' se fue transformando. Janet y sus amigos empezaron a hacer actividades en las que todos participaban. Pintaron murales, hicieron obras de teatro, y el aula se convirtió en un lugar inclusivo donde todos podían expresarse.
Incluso Juan, quien al principio era el más reacio, terminó siendo un gran compañero de juegos. Un día, durante una asamblea en la escuela, la maestra organizó un concurso de talentos. **Eran todos muy entusiastas, pero había un problema: nadie quería que Sofía se presentara.**
Janet, recordando todo lo que habían vivido, levantó la mano y dijo:
"Creo que deberíamos dejar que Sofía muestre su magia. ¿Por qué no hacemos algo juntos?"
Los niños se miraron y comenzaron a pensar en lo que podían hacer. Fue así que juntos improvisaron una actuación: todos cantaron y bailaron junto a Sofía. Al final, se llevó una gran ovación.
La maestra, conmovida por la unión del grupo, comentó:
"Esto es un hermoso ejemplo de igualdad y aceptación. El aula de 'Arcoiris' es un lugar donde todos brillan. ¡Sigan siempre así, chicos!"
Desde ese día, Janet, Sofía, Juan y todos sus amigos aprendieron que cada uno, sin importar las diferencias, es especial y tiene algo valioso que aportar. La escuela se convirtió en un lugar donde todos eran bienvenidos y todos brillaban juntos. La amistad, la inclusión y el respeto, eran los verdaderos colores del 'Arcoiris'.
FIN.