El Autito Valiente


Había una vez un niño llamado Juanito que siempre soñaba con tener su propio autito. Cada vez que iba al parque, se quedaba mirando a los otros niños correr y jugar con sus pequeños vehículos de plástico.

Un día, en su cumpleaños número 5, sus padres le sorprendieron con un regalo muy especial: ¡un autito Duravit rojo brillante! Juanito estaba tan emocionado que no podía dejar de saltar y gritar de alegría.

"¡Gracias mamá y papá! ¡Es el mejor regalo de cumpleaños que he recibido!"- exclamó Juanito mientras abrazaba a sus padres. A partir de ese día, Juanito no se separaba de su autito Duravit.

Lo llevaba consigo a todas partes: lo hacía correr por la casa, en el jardín e incluso lo llevó al parque para mostrarle a los demás niños su nuevo juguete. Pero un día, mientras jugaba en el parque con algunos amigos, ocurrió algo inesperado.

Un perro grande y animal comenzó a perseguirlos y todos los niños salieron corriendo asustados. Cuando finalmente lograron escapar del perro, se dieron cuenta de que habían perdido el autito Duravit de Juanito.

"¡Oh no! ¡Mi autito! ¿Dónde está mi autito?"- dijo Juanito preocupado mientras buscaba desesperadamente entre las hojas del césped. Juanito estaba triste y desanimado porque había perdido algo tan importante para él. Pero entonces recordó algo muy importante que su padre le había dicho una vez:"Juanito, nunca te rindas.

Siempre hay una solución para todo problema". Así que Juanito decidió no rendirse y comenzó a buscar su autito Duravit con más fuerza.

Preguntó a todos los niños del parque si lo habían visto, buscó en cada rincón y finalmente, después de mucho buscar, encontró su autito debajo de un arbusto. "¡Lo encontré! ¡Lo encontré!"- gritaba Juanito emocionado mientras abrazaba su autito Duravit. Juanito aprendió una gran lección ese día: nunca rendirse ante las dificultades.

Y desde entonces, cuidaba mucho más a su autito Duravit y lo trataba con el mayor cariño posible. Y así pasaron los años, hasta que Juanito se convirtió en un adolescente y dejó de jugar con sus juguetes infantiles.

Pero siempre recordaría aquel día en el parque cuando aprendió una importante lección gracias a su querido autito Duravit rojo brillante.

Dirección del Cuentito copiada!