El auto mágico de Bautista
Había una vez un niño llamado Bautista que amaba jugar con sus autitos.
Todos los días, sin falta, se sentaba en su alfombra y pasaba horas y horas corriendo sus pequeños carros por la pista que había creado con bloques de construcción. Un día, su mamá le preguntó: "Bauti, ¿no te gustaría jugar a otra cosa hoy? Hay tantos juguetes divertidos en tu habitación". Pero Bautista respondió: "No mamá, solo quiero jugar con mis autitos".
Los días pasaron y la situación no cambió. Bautista seguía jugando exclusivamente con sus autitos. Su mamá estaba preocupada porque pensaba que su hijo se estaba perdiendo de descubrir nuevas cosas.
Un día, mientras Bautista estaba jugando con sus autitos como siempre lo hacía, escuchó un sonido extraño proveniente de uno de ellos. Al acercarse para investigar, notó que el auto tenía una pequeña puerta en el costado que nunca había visto antes.
Curioso por saber qué había dentro del auto, abrió la puerta y encontró una llave dorada brillante. Sin dudarlo dos veces, insertó la llave en el auto y lo encendió.
Para su sorpresa, el auto comenzó a volar por todo el cuarto! Bautista estaba emocionado al ver cómo las paredes parecían desaparecer mientras sobrevolaban edificios altísimos y paisajes increíbles.
Cuando finalmente aterrizó su auto mágico sobre una montaña nevada rodeada de árboles gigantes y cascadas cristalinas, vio algo aún más sorprendente: un grupo de niños jugando con diferentes tipos de juguetes, desde osos de peluche hasta robots.
Bautista se acercó a ellos y les preguntó: "¿Qué están haciendo? ¿No quieren jugar con autitos como yo?" Los niños respondieron: "Claro que nos gusta jugar con autitos, pero también nos encanta probar cosas nuevas. Siempre hay algo emocionante por descubrir". Bautista entendió el mensaje y comenzó a experimentar con otros tipos de juguetes.
Descubrió que los bloques de construcción podían convertirse en castillos, las muñecas podían ser doctoras o astronautas y los juegos de mesa eran una excelente manera de pasar tiempo en familia. Desde ese día, Bautista no solo jugaba con sus autitos, sino que exploraba todo lo que su habitación tenía para ofrecer.
Aprendió la importancia de probar cosas nuevas y cómo eso puede llevarlo a lugares increíbles. Y así fue como Bautista descubrió un mundo lleno de aventuras más allá del mundo automotriz.
FIN.