El Auto que Soñaba con Ser Taxi



Había una vez un auto rojo brillante llamado Roco, que vivía en un tranquilo garaje de un barrio alegre. Roco era muy especial porque tenía un corazón noble y soñador. Cada mañana, miraba por la ventana del garaje y veía pasar a los taxis amarillos, llevando a la gente a diferentes lugares de la ciudad.

"¿Por qué no puedo ser un taxi?", se preguntaba Roco, mientras admiraba cómo ayudaban a las personas a llegar a sus destinos.

Un día, Roco decidió que quería ser un taxi. Así que, después de pensarlo bien, le dijo a su mejor amigo, un scooter llamado Carlos.

"Carlos, quiero ser un taxi. Voy a ayudar a la gente a moverse por la ciudad."

"¡Eso suena genial, Roco! Pero, ¿cómo lo harás? No tienes el color amarillo y tampoco llevas el cartel en el techo."

Roco se sintió un poco triste, pero no iba a rendirse. Así que tuvo una idea brillante.

"¡Voy a pintarme de amarillo y construir un cartel para el techo!"

Así que con la ayuda de Carlos, Roco se pintó de un hermoso amarillo brillante y fabricaron un cartel que decía —"TAXI" . Se miró en el espejo y se sintió listo para comenzar su nueva aventura.

Con mucho entusiasmo, salió del garaje y se puso en la esquina de la calle más concurrida. Roco sonó su bocina, mientras esperaba a que alguien le pidiera un viaje.

"¡Taxi!" gritó una niña con una cuerda de globos de colores.

Roco se acercó rápidamente.

"¡Hola! Soy Roco, tu taxi. ¿A dónde necesitas ir?"

"¡Quiero ir al parque!" respondió la niña con una gran sonrisa.

Y así, Roco llevó a la niña al parque, donde jugó y se divirtió todo el día. Desde ese momento, Roco se volvió el taxi favorito de todos los niños del barrio y le encantaba su nuevo trabajo. Pero a medida que pasaba el tiempo, Roco comenzó a darse cuenta de que, a pesar de ayudar a todos, había algo que le faltaba.

Un día, mientras llevaba a una señora mayor a la tienda, reflexionó.

"Carlos, estoy disfrutando esto, pero me siento un poco... extraño. No soy un taxi de verdad. Estoy fingiendo ser algo que no soy."

"Entiendo, Roco. Pero no te olvides de que lo importante es lo que haces, no el cartel que llevas. Estás haciendo sonreír a mucha gente. Mantente fiel a lo que eres. Eres un auto que ayuda a la comunidad."

Roco pensó en las palabras de su amigo y comenzó a notar lo que realmente importaba: no solo era un —"taxi"  amarillo, sino un auto amistoso que quería ayudar a los demás. Así que decidió hacer algo especial.

"Carlos, creo que debemos tener un día de servicio comunitario."

"¡Eso es brillante! ¿Qué tienes en mente?"

Roco reunió todos los autos del barrio y juntos organizaron un día de paseo gratuito al parque, donde llevaron a las familias, abuelos y hasta a los peluditos de cuatro patas. Todos se divirtieron, rieron y compartieron historias.

Mientras la gente disfrutaba, Roco se sintió orgulloso.

"No importa si soy un taxi o un auto. Lo que importa es cómo hacemos sentir a las personas. Estoy feliz siendo Roco, el auto que ayuda."

Desde entonces, Roco siguió ayudando a su comunidad, llevando sonrisas a donde quiera que iba. Y aunque nunca se convirtió en un taxi de verdad, siempre será recordado como el auto que hizo del barrio un lugar mejor.

Y así, Roco aprendió que lo más importante no era el título o el color que llevas, sino la bondad que das y cómo tocas las vidas de los demás.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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