El Aventura Inesperada de Don Sapo y Margarita



Era un día soleado en el jardín de la casa de Margarita. El Señor Sapo y su amiga, la linda Perrita Margarita, disfrutaban de la calidez del sol cuando de repente, escucharon un ruido proveniente de un arbusto. Era el Señor Keko, la lagartija traviesa que siempre estaba buscando una nueva manera de divertirse.

"¡Hola, Keko!" - saludó Margarita, moviendo su cola felices.

"¡Hola, amigos!" - respondió Keko, con una sonrisa pícara. "¿Quieren jugar conmigo al escondite?"

"¡Sí!" - exclamó Don Sapo. "Me encanta ese juego. Pero recordá, ¡no vale hacer trampa!"

"¿Yo trampa? Nunca..." - se rió Keko, sabiendo muy bien que siempre intentaba salir con la suya.

Los tres comenzaron a jugar, corriendo de un lado al otro del jardín, riendo y disfrutando de la tarde. Pero, de repente, mientras escondía su nariz detrás de un arbusto, Don Sapo escuchó un fuerte estruendo.

"¿Qué fue eso?" - preguntó Margarita, con un brillo de preocupación en sus ojos.

"No sé, pero parece que viene de la cocina de tu mamá, Margarita" - respondió Keko, curioso como siempre.

Los tres se acercaron lentamente hacia la ventana de la cocina. En ese momento, mamá salió con una bolsa de basura atada, dispuesta a tirarla al contenedor. Por descuido, la bolsa se rompió y, en un abrir y cerrar de ojos, Don Sapo quedó atrapado en su interior.

"¡Ayuda!" - gritó Don Sapo, intentando saltar, pero estaba muy apretado.

"¡Oh no, Don Sapo!" - exclamó Margarita, preocupada. "¿Cómo podemos ayudarte?"

"¡Yo sé!" - dijo Keko con mucho entusiasmo. "¡Podemos usar mi astucia!"

Keko comenzó a pensar en un plan. Entonces, recordó que había una ramita en el jardín. Fue corriendo a buscarla y, al volver, le dijo a Margarita:

"¡Vamos a usarla como un gancho!" -

Juntos, intentaron mover la bolsa con la ramita, pero no lograban sacar a Don Sapo.

"¡Esto no está funcionando!" - dijo Margarita, ansiosa.

"Espera, tengo una idea mejor. Vamos a hacer una cadena de amigos para que me ayuden a empujar la bolsa desde afuera" - propuso Keko.

En un instante, llamaron a todos los amiguitos del jardín: las hormiguitas, el pájaro Manuel y el gato gris. Juntos, formaron una gran cadena de ayuda.

"Uno, dos, tres... ¡Empuja!" - gritaron todos al unísono.

Con un gran esfuerzo, lograron levantar la bolsa y Don Sapo finalmente pudo salir de ella, un poco desorientado pero muy feliz.

"¡Gracias, amigos!" - dijo Don Sapo, agradecido. "No sé qué haría sin ustedes."

"¡No hay de qué!" - respondió Margarita, moviendo su cola. "Siempre estamos aquí para ayudarnos entre amigos."

"Sí, y recordar que siempre debemos tener cuidado con las cosas peligrosas como las bolsas de basura" - agregó Keko, alzando su dedo como si diera una clase.

Desde ese día, Don Sapo, Margarita y Keko decidieron organizar una diversión especial cada semana, pero siempre quitando cualquier objeto peligroso y asegurándose de estar siempre juntos.

Así, aprendieron no solo a divertirse, sino también a cuidar de uno y otro, demostrando que la verdadera amistad está en ayudar y cuidar a los demás en los momentos difíciles.

FIN.

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