El avión de chocolate de Dieguito



Había una vez un niño llamado Dieguito. Dieguito era un niño muy especial, ya que siempre soñaba despierto y tenía una gran imaginación. A él le encantaba mirar al cielo y ver las nubes pasar.

Siempre se preguntaba cómo sería cabalgar en ellas. Además, a Dieguito le gustaba mucho el chocolate. Él decía que era su sabor favorito en el mundo entero y siempre tenía algún dulce de chocolate guardado en su bolsillo.

Un día, mientras estaba sentado en el parque comiendo un trozo de chocolate, vio a un señor mayor que parecía triste sentado en la banca de al lado. - Hola señor ¿está bien? -preguntó Dieguito con curiosidad.

- No estoy muy bien pequeño -respondió el hombre-. Perdí mi trabajo hace unos días y no sé cómo voy a pagar mis cuentas. Dieguito sintió mucha tristeza por aquel señor desconocido.

Entonces recordó algo que su abuelita le había enseñado: "Siempre hay una manera de ayudar a alguien". - Señor, yo puedo ayudarlo -le dijo el niño sin dudarlo-. Puedo vender chocolates para recaudar dinero para usted.

El hombre quedó sorprendido por la oferta del niño pero aceptó su ayuda con lágrimas en los ojos. Así que juntos comenzaron a hacer chocolates caseros para venderlos en la plaza del pueblo. La iniciativa de Dieguito fue todo un éxito.

Muchas personas querían comprar sus chocolates porque eran deliciosos y además sabían que estaban ayudando a alguien necesitado. Con el dinero que recaudaron, pudieron pagar las cuentas del señor y además le sobró un poco para comprar algunos materiales para hacer más chocolates.

Así fue como Dieguito decidió abrir su propia chocolatería. Pero esto no fue lo único que pasó. Un día mientras estaba trabajando en su tienda, Dieguito vio a un avión pasar por encima de él.

En ese momento recordó su sueño de cabalgar en las nubes y se dio cuenta de algo: había encontrado la manera de hacerlo. Dieguito comenzó a investigar cómo funcionaban los aviones y qué necesitaba para construir uno propio. Pasó muchos días haciendo cálculos e imaginando cómo sería su avión perfecto.

Finalmente, después de mucho trabajo, construyó su propio avión hecho completamente con chocolate. Era hermoso y brillante, con alas grandes y redondas como una nube.

La noticia sobre el increíble avión hecho de chocolate se difundió rápidamente por toda la ciudad y mucha gente quería verlo volar. Cuando finalmente llegó el gran día del primer vuelo, todo el mundo estaba allí para verlo despegar.

Dieguito subió al cockpit del avión hecho de chocolate y comenzó a acelerarlo hasta que finalmente despegaron hacia las nubes. Fue una sensación maravillosa estar allá arriba viendo todo desde otra perspectiva.

Desde aquel día, Dieguito siguió haciendo chocolates deliciosos en su tienda pero también dedicaba tiempo a mejorar sus diseños de aviones hechos con chocolate. Él aprendió que si tenía un sueño podía trabajar duro para lograrlo sin importar cuán imposible pareciera.

Y así fue como Dieguito el niño que quería cabalgar las nubes y le gustaba comer chocolate, se convirtió en un héroe de la ciudad.

FIN.

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