El avión que soñaba con volar



Había una vez un pequeño avión llamado Avi que soñaba con surcar los cielos. Desde que salió de la fábrica, todos los demás aviones volaban alto y rápido, pero Avi se dio cuenta de que no podía despegar. Se sentía triste y solitario en la pista de aterrizaje del aeropuerto.

Un día, mientras Avi observaba a sus amigos volar, un pequeño pájaro llamado Pipo se le acercó.

"Hola, Avi. ¿Por qué estás tan triste?" - preguntó Pipo, alzando curiosamente sus alas.

"Hola, Pipo. Soy un avión, pero no puedo volar. Todos mis amigos están en el aire y yo aquí, sin poder alcanzar mis sueños" - respondió Avi con un suspiro.

Pipo, emocionado por ayudar, dijo:

"No te preocupes, amigo. ¡Podemos encontrar una manera de que vueles!" - y agitó sus alas con entusiasmo.

Avi se animó un poco y preguntó:

"¿De verdad crees que podemos lograrlo?"

"¡Claro que sí! Tal vez necesitemos repasar algunos conceptos. ¿Te parece si empezamos por revisar tus alas?" - contestó Pipo.

Así que pasaron la tarde revisando las alas de Avi. Pipo notó que una de las alas de Avi estaba un poco doblada.

"Esto puede ser el problema. Cuando el viento golpetea la superficie de tus alas, si no están bien, no podrás elevarte" - explicó Pipo.

Juntos decidieron ir a buscar a Don Peque, el mecánico del aeropuerto, que siempre sabía cómo arreglar las cosas.

Al llegar a su taller, Don Peque los recibió con una sonrisa:

"¿Qué los trae aquí, amigos?" - preguntó, mientras revisaba una herramienta.

"Don Peque, necesitamos tu ayuda. Avi no puede volar y queremos arreglar sus alas" - dijo Pipo con confianza.

Don Peque los miró cuidadosamente y dijo:

"No hay problema, amigos. Vamos a revisar las alas, pero necesitaré que ambos me ayuden. Hay que trabajar en equipo" - sonrió.

Con dedicación, los tres trabajaron en las alas de Avi. Era un trabajo duro, pero estaban decididos. Después de un rato, Avi se sintió un poco nervioso.

"¿Y si no funciona? ¿Y si sigo sin poder volar?" - preguntó con tristeza.

"¡Tú puedes, Avi! Solo necesitas un poco de esfuerzo y confianza" - lo animó Pipo.

Al finalizar, Don Peque hizo algunas pruebas.

"Listo, Avi. Ahora creo que estás listo para elevarte" - anunció Don Peque, limpiándose las manos.

Avi, emocionado, se preparó para intentarlo. Se colocó en la pista y comenzó a acelerar.

"¡Vamos, Avi! ¡A volar!" - gritó Pipo, volando en círculos sobre su cabeza.

Con el corazón latiendo fuerte, Avi continuó su carrera. De repente, sintió una fuerte ráfaga de viento, y... ¡despegó!"¡Lo logré! ¡Estoy volando!" - exclamó Avi, dando vueltas en el aire.

Pipo voló a su lado, aplaudiendo con sus alas.

"¡Te dije que podías hacerlo! ¡Mirá cómo vuelas!" - gritó alegre.

Avi nunca había sido tan feliz. Pero al volar sobre el aeropuerto, se dio cuenta de que realizar su sueño no solo era importante para él, sino también para su amigo.

"Pipo, no podría haberlo hecho sin vos. Gracias por ayudarme" - le dijo, mientras giraban en el cielo.

"Eso es lo que hacemos los amigos, nos ayudamos" - respondió Pipo, sonriendo.

Avi siguió volando por los cielos, y a partir de ese día se propuso ayudar a otros que tuvieran dificultades. Cada vez que veía un avión con problemas, se acercaba y decía:

"No te preocupes, estoy aquí para ayudarte".

Y así, el pequeño avión que alguna vez fue triste por no poder volar, se convirtió en el héroe del aeropuerto, inspirando a otros a seguir sus sueños, sin importar los obstáculos.

Avi aprendió que con la ayuda de amigos, todo es posible. Y, desde entonces, volaron juntos por todos los cielos, libre y feliz.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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