El ayudante de Santa


Había una vez un niño llamado Pablito, quien estaba emocionado por la llegada de la Navidad. Siempre había soñado con conocer a Papa Noel y ayudarlo a repartir los regalos en todo el mundo.

Un día, decidió que era hora de hacer realidad su sueño y emprendió un gran viaje al Polo Norte. Pablito preparó su mochila con comida, agua y ropa abrigada.

También escribió una carta para Papa Noel contándole sobre su deseo de conocerlo y ayudarlo en su labor navideña. Con valentía, se subió a su trineo imaginario y recorrió montañas nevadas, ríos helados y bosques encantados. Después de días de viaje, Pablito finalmente llegó al Polo Norte.

Se encontró con los duendes juguetones que estaban ocupados envolviendo regalos para todos los niños del mundo. Pablito les mostró la carta que había escrito para Papa Noel y ellos lo llevaron hasta él.

Cuando Pablito vio a Papa Noel por primera vez, sus ojos se llenaron de asombro. Era un hombre amable con barba blanca y risa contagiosa. "¡Hola Pablito! Me alegra verte aquí", dijo Papa Noel mientras le daba un cálido abrazo.

Papa Noel le explicó a Pablito cómo funcionaba la entrega de regalos en Nochebuena. Le mostró el mapa gigante donde marcaban cada casa que debían visitar esa noche mágica. "¿Te gustaría ayudarme a repartir los regalos?", preguntó Papa Noel sonriendo. Pablito no podía creerlo.

¡Estaba a punto de cumplir su sueño! Asintió emocionado y Papa Noel le entregó un saco lleno de regalos. Juntos, subieron al trineo mágico y volaron por el cielo estrellado.

Durante la noche, Pablito aprendió mucho sobre generosidad y amor. Vio cómo los niños se alegraban al recibir sus regalos y cómo las sonrisas iluminaban sus rostros. Ayudó a Papa Noel a entrar sigilosamente en cada hogar y colocar los obsequios debajo del árbol.

En medio de la entrega de regalos, ocurrió algo inesperado. El trineo chocó con una nube espesa y se desvió de su camino habitual. Pablito comenzó a preocuparse porque no sabía cómo volverían al Polo Norte.

Papa Noel, siempre calmado, le dijo: "No te preocupes, Pablito. Siempre hay una solución para todo". Sacó un mapa especial que tenía guardado en su chaqueta roja y encontraron una ruta alternativa para regresar.

Finalmente, llegaron sanos y salvos al Polo Norte justo antes del amanecer. Todos los duendes los esperaban con alegría, ya que habían estado preocupados por su demora. —"Pablo" , dijo Papa Noel mientras lo abrazaba nuevamente, "has sido un gran ayudante esta noche".

Los duendes asintieron emocionados mientras aplaudían a Pablito por su valentía. A partir de ese momento, Pablito se convirtió en el ayudante oficial de Papa Noel durante la Navidad.

Cada año viajaba junto a él en el trineo mágico, llevando alegría y regalos a todos los rincones del mundo. Pablito aprendió que la magia de la Navidad no solo se encuentra en los regalos, sino también en el amor y la generosidad que compartimos con los demás.

Y así, Pablito siguió ayudando a Papa Noel año tras año, llevando sonrisas y felicidad a todos los niños del mundo.

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