El baile de Halloween en el Bosque Encantado
Era una noche fresca de Halloween en el Bosque Encantado, donde la luna brillaba con fuerza y las estrellas titilaban como luces de feria. Ese año, la bruja Clara había decidido organizar un gran baile para todos los seres mágicos del bosque. Quería que todos se unieran y celebraran juntos, independientemente de sus diferencias.
La noticia del baile se esparció rápidamente. Todos empezaron a prepararse. A la mañana siguiente, la niña fantasma Lila voló a la casa de Clara.
"Clara, ¡escuché sobre el baile! ¿Puedo ir?"
"Por supuesto, Lila. Todos están invitados, sin excepción. ¡Pero será más divertido si bailamos juntos!" respondió Clara.
Mientras tanto, el vampiro Félix estaba un poco preocupado.
"No sé si debo ir, siempre termino solo. Nadie quiere bailar conmigo porque creen que soy un vampiro solitario" se lamentó.
Al escuchar esto, Lila dijo:
"¡Ven! Si te unes a nosotros, te prometo que nadie te ignorará. Todos queremos divertirnos juntos, no importa quiénes seamos."
Félix sonrió, pero aún tenía dudas. Clara, siempre comprensiva, agregó:
"Quiero que cada uno de ustedes sienta que pertenece. Este baile es para unirnos. ¡Así que ven, Félix!"
El día del baile, todos se juntaron en el claro del bosque. La bruja Clara había decorado el lugar con luces que brillaban como estrellas y con calabazas sonrientes que hacían que todos se sentirán alegres.
"¡Bienvenidos al baile!" exclamó Clara emocionada. "Recuerden que hoy es un día para compartir y disfrutar. Y, sobre todo, para bailar como nunca antes!"
Lila, con su vestido blanco que flotaba como una nube, empezó a danzar. Aunque algunos seres se mantenían a distancia, Félix, al ver a Lila tan feliz, decidió unirse. Se puso su mejor capa y se acercó.
"¡Hola, Lila! ¿Te gustaría bailar conmigo?" preguntó timidamente.
"¡Claro, Félix! ¡Vamos a mostrarles cómo se baila!".
Con un giro y un salto, comenzaron a bailar juntos, sorprendiendo a los demás con sus movimientos. La música sonaba alegre y poco a poco, otros seres se unieron al baile. No sólo brujas y fantasmas, sino también duendes, hadas y hasta un tierno troll que decidió que era hora de divertirse.
En medio del baile, Clara decidió jugar una broma. Lanzó un hechizo que hizo que todos cambiaran de disfraz por unos minutos.
"¡Sorpresa! ¡Ahora somos una gran mezcla de criaturas!" rió Clara. Y entonces, todos se pusieron a reír y a bailar con sus nuevos look. Félix ahora era un mago, Lila una adorable brujita, y los demás seres estaban igualmente divertidos.
Pero, en un giro inesperado, la música dejó de sonar. ¡Una tormenta se avecinaba! Las nubes cubrieron el bosque y el viento comenzó a soplar fuerte.
"¡Oh no! ¡Fausto, el gigante, viene!" gritó una hada.
El gigante Fausto, aunque era amigable, tenía miedo de los truenos.
"¡No puedo bailar bajo la tormenta!" dijo Fausto mientras intentaba cubrirse.
Clara, viendo la situación, pensó rápidamente.
"¡No se preocupen! Vamos a hacer un círculo y usar nuestra energía mágica para ahuyentar la tormenta. ¡Todos juntos!"
Así que formaron un gran círculo, cada uno uniendo sus manos.
"¡A la una, a las dos y a las tres! ¡Danza, magia, energía!" gritó Clara.
Con todas sus fuerzas, empezaron a bailar y a cantar una canción mágica que Clara había inventado. De repente, la tormenta comenzó a calmarse y el cielo despejarse.
Cuando terminaron de bailar, Fausto sonrió.
"¡Gracias a todos! No tengo que tener miedo, ¡este baile es para compartir!".
Desde esa noche, el baile de Halloween se convirtió en una tradición en el Bosque Encantado. No era sólo un momento para divertirse, sino también para enseñar a todos que la unión y el respeto son el verdadero espíritu de la amistad. Clara, Lila y Félix habían comenzado una celebración que unía no sólo a los seres mágicos, sino también a todos aquellos que creían en la alegría de ser uno mismo. Y, así, cada Halloween, el bosque brillaba con la luz de la amistad y la magia de la danza.
Fin.
FIN.