El baile de Juan David


Había una vez en Laguna Prieta, un pequeño pueblo de la República Dominicana, un estudiante llamado Juan David que estaba fascinado por la Danza Popular.

Desde muy chico, su abuela le enseñó a moverse al ritmo de los tambores y las maracas, y desde entonces supo que quería dedicarse a eso. Juan David iba todas las tardes a la escuela con una sonrisa en el rostro, esperando ansioso el momento de la clase de Danza Popular.

La profesora Marta siempre notaba su entusiasmo y dedicación, y lo alentaba a seguir aprendiendo y perfeccionándose. Un día, se anunció en el pueblo que habría un concurso de baile folklórico y todos los estudiantes de la escuela estaban invitados a participar.

Juan David no dudó ni un segundo en inscribirse. Se puso a practicar todos los días después de clases, ensayando sus movimientos y buscando nuevas formas de expresarse a través del baile.

El día del concurso llegó y Juan David estaba nervioso pero emocionado. Cuando le tocó salir al escenario, se sintió como si estuviera en su lugar feliz. La música comenzó a sonar y él se dejó llevar por ella, moviéndose con gracia y pasión.

-¡Bravo! ¡Eso es increíble! -exclamaba la profesora Marta desde el público, emocionada por ver el talento de su alumno. Al finalizar su presentación, el público estalló en aplausos y ovaciones.

Juan David había cautivado a todos con su energía y destreza en el baile. Cuando anunciaron al ganador del concurso, no hubo sorpresas: ¡Juan David era el merecido campeón! Desde ese día, Juan David siguió bailando con más pasión que nunca.

Se convirtió en un ejemplo para los demás estudiantes y para toda la comunidad de Laguna Prieta. Su dedicación y amor por la Danza Popular lo llevaron lejos, viajando por todo el país para compartir su arte e inspirar a otros a seguir sus sueños.

Y así fue como Juan David demostró que cuando se sigue una pasión con determinación y alegría, no hay límites para alcanzar el éxito.

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