El baile de la autodisciplina



Calita era una niña muy inquieta, traviesa y bailarina. Siempre estaba moviéndose de un lado a otro y hablando sin parar. Sus padres la amaban mucho, pero a veces se sentían agotados por su energía interminable.

Un día, Calita fue invitada a una fiesta de cumpleaños en la casa de su amiga Ana. Allí había muchos niños jugando y comiendo deliciosos dulces, pero Calita solo quería bailar y cantar.

"¡Vamos chicos! ¡Bailen conmigo!"- gritó Calita mientras movía sus brazos al ritmo de la música. Pero los demás niños estaban ocupados jugando y no le hacían caso.

Entonces, Calita decidió hacer algo arriesgado: subió a la mesa donde estaba el pastel y comenzó a bailar encima de él. "Calita, baja ahora mismo de ahí"- dijo su mamá con voz firme. Pero Calita seguía bailando sin prestarle atención. De repente, resbaló y cayó al suelo junto con el pastel destrozado.

"¡Ay! Me duele mucho"- lloriqueaba Calita mientras se tocaba el brazo lastimado. Sus padres la llevaron rápidamente al hospital donde el médico le hizo una radiografía para ver si tenía alguna fractura. Afortunadamente, solo era un esguince que necesitaba reposo por unos días.

"Calita, tienes que aprender a controlarte un poco más" -le dijo su papá cuando regresaron a casa-. "No puedes estar saltando todo el tiempo porque te puedes lastimar".

Calita entendió que su mamá y papá solo querían lo mejor para ella, así que decidió hacer un cambio en su comportamiento. En lugar de saltar y bailar todo el tiempo, aprendió a escuchar a los demás y a jugar con ellos en sus juegos favoritos.

Un día, cuando fue invitada nuevamente a una fiesta de cumpleaños, Calita no se subió encima de la mesa ni trató de llamar la atención. En cambio, jugó con los demás niños y compartió risas y dulces con ellos.

"¡Qué divertido es estar aquí con mis amigos!"- pensó Calita mientras sonreía feliz. Desde ese día, Calita aprendió que ser inquieta y traviesa está bien siempre y cuando sepas controlarte en ciertas situaciones.

También descubrió que hay muchas maneras diferentes de divertirse sin tener que bailar o hablar todo el tiempo. Y así fue como Calita se convirtió en una niña más madura y equilibrada gracias al amor y cuidado de sus padres.

FIN.

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