El baile de la lluvia



Había una vez, en un pequeño pueblo argentino, tres nenas muy amigas llamadas Sofía, Valentina y Martina. Un día de verano, decidieron ir a la plaza del pueblo para jugar juntas y disfrutar del sol.

Pero justo cuando estaban por llegar a la plaza, el cielo se oscureció y empezó a llover. Las nenas se sintieron desanimadas porque no podrían jugar como habían planeado.

"¡Qué mala suerte! No vamos a poder hacer nada divertido con este tiempo", dijo Sofía con tristeza. "No te preocupes", dijo Valentina con una sonrisa. "Podemos bailar bajo la lluvia". Martina miró desconcertada a sus amigas mientras la lluvia seguía cayendo sobre ellas.

Pero pronto vio que sus amigas tenían razón: ¡Bailar bajo la lluvia podía ser muy divertido! Las tres nenas comenzaron a saltar en los charcos mientras reían y cantaban canciones populares. La gente que pasaba por allí las miraba asombrados pero también contagiados por su alegría.

De repente, un grupo de niños más grandes se acercó a ellas burlándose:"¿Qué están haciendo? ¿No ven que están empapándose?"Sofía, Valentina y Martina no les prestaron atención y siguieron bailando sin importarles lo que dijeran esos chicos mayores.

Pero entonces algo inesperado ocurrió: uno de los chicos mayores resbaló en un charco mojado y cayó al piso lastimándose el brazo. "¡Ayuda! ¡Alguien ayúdeme!" gritaba el chico mientras sus amigos se asustaban sin saber qué hacer.

Fue entonces cuando las tres nenas amigas, sin pensarlo dos veces, corrieron hacia él para ayudar. Valentina fue a buscar ayuda mientras Sofía y Martina lo sostenían y tranquilizaban. "No te preocupes, estamos aquí contigo", le decían las niñas al chico herido.

Finalmente llegó la ambulancia y el chico fue llevado al hospital. Las nenas volvieron a casa empapadas pero felices por haber hecho algo bueno por alguien más.

A partir de ese día, todos los niños del pueblo empezaron a imitarlas bailando bajo la lluvia en la plaza. Y así, gracias a Sofía, Valentina y Martina, el pueblo se convirtió en un lugar mucho más feliz y solidario.

Desde entonces, cada vez que llovía en el pueblo, todos salían a bailar bajo la lluvia recordando aquel día en que tres amigas demostraron que cualquier momento puede ser divertido si se tiene una actitud positiva y solidaria.

FIN.

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