El baile de la mariposa y el perezoso


En lo más profundo de la selva ecuatoriana vivían dos amigos inseparables: Mateo, un perezoso simpático y tranquilo, y Martina, una ágil y curiosa mariposa. A pesar de ser tan diferentes en apariencia, compartían una amistad inquebrantable.

Un día, mientras exploraban juntos el bosque, se encontraron con una situación inesperada. Un grupo de animales discutía acaloradamente sobre qué tradición debían seguir para celebrar el Día de la Selva.

Algunos querían organizar un gran festival con música y baile, mientras que otros preferían realizar una ceremonia más tranquila y respetuosa hacia la naturaleza.

Mateo y Martina observaban la escena con atención, hasta que decidieron intervenir para proponer una idea que reflejara la identidad de todos los habitantes del bosque. "-¿Y si combinamos ambas tradiciones? Podemos tener momentos de alegría y diversión con música y baile, pero también reservar un espacio para agradecer a la selva por todo lo que nos brinda", sugirió Martina.

Los demás animales se miraron entre sí sorprendidos por la propuesta de los amigos. Sin embargo, poco a poco comenzaron a comprender que la igualdad no significaba renunciar a sus diferencias, sino encontrar un equilibrio que permitiera a cada uno expresarse libremente.

Así fue como se organizó el Día de la Selva más especial que se hubiera visto jamás.

Hubo risas, juegos y danzas al ritmo de la música tradicional, pero también momentos de silencio para honrar a los árboles centenarios y a los ríos cristalinos que daban vida al bosque. Al finalizar la celebración, Mateo y Martina recibieron el reconocimiento de todos los animales por su sabia idea de promover la unidad en medio de las diferencias.

La amistad verdadera había demostrado ser capaz de superar cualquier obstáculo e inspirar un cambio positivo en la comunidad.

Desde ese día, cada año se repetía el hermoso ritual del Día de la Selva en el que todos participaban con alegría y gratitud hacia su hogar compartido. Y Mateo y Martina seguían siendo ejemplo vivo de cómo dos seres tan distintos podían complementarse perfectamente en armonía y respeto mutuo.

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