El Baile de las Emociones
En un rincón mágico del mundo, donde los colores brillaban y las risas resonaban, vivía Luna, una niña alegre que siempre encontraba razones para sonreír. Un día, mientras exploraba el bosque, se dio cuenta de que Max, un niño que se sentía triste, estaba sentado en un tronco, con la cabeza gacha. Luna, con su energía contagiosa, se acercó a él con una gran sonrisa.
"¡Hola, Max! ¿Por qué estás tan triste?" - preguntó Luna.
Max miró a Luna con ojos apagados.
"No sé, Luna. A veces me siento así y no sé cómo cambiarlo."
Luna se puso a pensar por un momento y tuvo una idea brillante.
"¡Ya sé! Vamos a organizar un baile de emociones. Cada uno traerá su emoción y la bailaremos para que se sienta mejor. ¿Te gustaría?"
Max, aunque dudoso, asintió lentamente. Juntos, decidieron invitar a Rocco, el monstruo del enojo. Rocco siempre estaba gritando:
"¡Estoy tan enojado! ¡Todo me molesta!"
Luna se acercó a Rocco con cautiousidad:
"Rocco, ven a nuestro baile. Tal vez puedas bailar tu enojo y luego te sentirás mejor."
Rocco, intrigado, decidió unirse. Pero al llegar, se encontró con Sara, una mariposa tímida.
"Espero que no sea un baile ruidoso... no me gustan muy fuerte los gritos..." - dijo con voz temblorosa.
"No te preocupes, Sara. Aquí podemos bailar con suavidad y sin ruido" - aseguró Luna.
Cuando todos se reunieron, Tomás, un perro travieso y juguetón, saltó de alegría.
"¡Yo traigo la sorpresa!" - ladró emocionado.
"¿Qué sorpresa?" - preguntó Max, curioso.
Tomás sonrió y corrió a buscar un tambor y algunos instrumentos de percusión.
"¡Vamos a hacer música!"
Con la música sonando, Clara, una nube mágica que cambiaba de color, se unió al grupo.
"Miren cómo puedo cambiar de color según cómo se sientan. ¡Dejemos que las emociones bailen!" - dijo Clara, brillando en un bonito azul.
El baile comenzó, y cada uno dejó que su emoción se expresara:
Rocco bailaba con movimientos grandes y agitados, mientras que Sara se movía suavemente, con delicadeza. Tomás corría de un lado a otro, creando risas, y Max, al principio renuente, comenzó a seguir el ritmo con pasos tímidos. Lun tuvo una revelación."¡Miren! Esto es lo que hacen las emociones, pueden moverse juntas" - exclamó. Finalmente, todos se unieron, creando una danza mágica donde las emociones se entrelazaban. La tristeza de Max comenzó a desvanecerse cuando empezó a reír.
"¡Esto es genial!" - dijo mientras giraba feliz. Todos elogiaron a Clara por sus cambiantes colores y sus danzas llenas de alegría.
"A veces es bueno compartir cómo nos sentimos. ¡Así podemos bailar juntos!" - declaró Luna.
Rocco, que había llegado muy enojado, se dio cuenta de que podía dejarlo ir.
"¡Esta fue una gran idea, Luna!" - gritó mientras daba un salto.
Sara, que había tomado confianza, empezó a desplegar sus alas brillantes para mostrar su belleza.
"¡Esto es maravilloso! ¡Nunca había sentido esto antes!"- exclamó.
Finalmente, al despedirse, cada uno se fue con una sonrisa. Max ya no se sentía triste, Rocco aprendió a dejar su enojo atrás, y Sara se sintió más valiente. Luna rió feliz sabiendo que había unido a sus amigos en un hermoso baile de emociones. La nube, Clara, se despidió cambiando a un brillante color arcoíris, simbolizando la diversidad de las emociones.
Desde aquel día, el baile de las emociones se convirtió en una maravillosa tradición para todos en el bosque. Cada semana, se reunían para celebrar las emociones, recordando que todas eran importantes y que, juntas, podían crear un hermoso espectáculo de amor y alegría.
FIN.