El baile de las máscaras



En un mágico bosque vivían seis amigos: el conejo saltarín, la mariposa colorida, el sapo cantor, la ardilla ágil, el búho sabio y la liebre curiosa.

Cada uno de ellos era único y especial a su manera, pero un día, se dieron cuenta de que les gustaría intercambiar sus habilidades y experiencias para comprender mejor la identidad de cada uno. Decidieron organizar un baile de disfraces, donde deberían elegir una máscara que representara lo que más apreciaban de sí mismos.

"¡Hola, amigos! ¿Están listos para el baile de las máscaras?", preguntó la liebre curiosa. "¡Sí! Va a ser emocionante descubrir cómo nos ven los demás", dijo la mariposa colorida. Cada uno buscó la máscara que mejor los representara.

El conejo saltarín eligió una máscara con largas orejas, la mariposa colorida una máscara llena de brillantes colores, el sapo cantor una máscara con una sonrisa muy grande, la ardilla ágil una máscara con ojos muy vivos, el búho sabio una máscara con lentes y la liebre curiosa una máscara con una enorme nariz.

El baile comenzó y los amigos se veían maravillosos con sus máscaras. Mientras bailaban, empezaron a descubrir cuán diferentes eran las habilidades y rasgos de cada uno, pero también cuán increíbles eran.

El conejo saltarín admiraba la colorida libertad de la mariposa; la mariposa encontraba en el sapo una voz hermosa; el sapo cantor deseaba la agilidad de la ardilla; la ardilla anhelaba la sabiduría del búho; el búho sabio envidiaba la curiosidad de la liebre, y la liebre curiosa admiraba la rapidez del conejo.

Al final del baile, los amigos se quitaron las máscaras y reflexionaron sobre lo que habían aprendido. "¡Fue increíble ver cómo cada uno de nosotros es único y especial a su manera!", exclamó la mariposa. "Así es.

Nuestras verdaderas identidades son valiosas y maravillosas, y no necesitamos ser como los demás para ser especiales", dijo el búho sabio. Los amigos abrazaron sus diferencias y se sintieron felices de ser quienes realmente eran.

Desde ese día, apreciaron y celebraron su identidad y la de los demás. Y cada vez que miraban al espejo, sonreían sabiendo que su verdadera cara era la más hermosa de todas.

FIN.

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