El baile de Lola y Tomás

Había una vez en un pequeño pueblo, una muñeca de porcelana llamada Lola y un gato muy travieso llamado Tomás. Ambos vivían en la misma casa y eran los mejores amigos.

A Lola le encantaba bailar ballet mientras que a Tomás le gustaba mirarla con admiración. Un día, mientras Lola practicaba sus pasos de ballet en el salón, Tomás se acercó curioso y empezó a moverse al ritmo de la música.

Pronto, ambos estaban bailando juntos por toda la habitación, saltando y girando con gracia y alegría. - ¡Qué divertido es bailar contigo, Tomás! -exclamó Lola con entusiasmo. - ¡Sí! ¡Me encanta cómo bailas, Lola! -respondió Tomás con una gran sonrisa en su rostro animal.

Los dos amigos seguían bailando sin parar, disfrutando cada momento juntos. De repente, escucharon unos ruidos extraños que venían del jardín.

Se asomaron por la ventana y vieron a un grupo de pajaritos tristes porque no podían volar alto para reagarrar semillas. Sin dudarlo ni un segundo, Lola y Tomás decidieron ayudar a los pajaritos. Crearon un espectáculo de baile maravilloso para ellos, animándolos a cantar y volar más alto que nunca.

Los pajaritos se sintieron tan felices y motivados que lograron reagarrar todas las semillas que necesitaban. - ¡Gracias por ayudarnos! ¡Nunca olvidaremos este hermoso gesto! -dijeron los pajaritos emocionados. Lola y Tomás se abrazaron contentos por haber hecho feliz a sus nuevos amigos alados.

A partir de ese día, todos los animales del pueblo admiraban la amistad entre la muñeca de porcelana y el gato travieso.

Desde entonces, Lola y Tomás continuaron bailando juntos no solo para divertirse sino también para llevar alegría a quienes más lo necesitaban. Su amistad demostraba que las diferencias no importan cuando hay amor y solidaridad en el corazón.

Y así fue como el baile de Lola y Tomás inspiró a todos en el pueblo a ser amables unos con otros, recordándoles que siempre hay formas creativas de hacer del mundo un lugar mejor con pequeños actos de bondad.