El Baile de los Sueños



Era un día soleado en el barrio de Agustina. Las flores en el jardín de su casa brillaban con colores vivos y el aire fresco invitaba a jugar. Agustina, una niña soñadora, soñaba con ser bailarina. Siempre había visto a su hermana mayor, Mirell, practicar danza, y quería seguir sus pasos.

Un día, mientras practicaba en su habitación, escuchó un ruido en el patio. "¿Quién anda por ahí?"- preguntó curiosa. Al salir, se encontró con su amiga Martina, que la esperaba ansiosamente. "Agustina, ¡tenemos que ir a la plaza! ¡Están organizando un concurso de baile!"-

"¡Es mi oportunidad!"- exclamó Agustina, mientras su corazón saltaba de emoción. Sin dudarlo, se unió a Martina y comenzaron a hablar de los pasos que podrían aprender juntas antes del gran evento.

"¿Y si practicamos el número que hiciste el otro día?"- sugirió Martina.

"¡Sí! Aunque me gustaría agregar un giro especial, algo que haga que todos digan ‘¡Wow! ’"- contestó Agustina, llenándose de ideas.

Días después, mientras ensayaban, se unió a ellas una nueva amiga, Sueno, una chica que tenía un talento especial para inventar coreografías. "¿Voy a poder ayudarles? A mí me encanta bailar, y tengo algunas ideas locas!"- les dijo con una sonrisa. Agustina y Martina se miraron emocionadas.

"¡Por supuesto! Cuantas más, mejor"- repuso Agustina.

Con la ayuda de Sueno, las chicas se sumergieron en ensayos intensivos. Sin embargo, comenzaron a surgir problemas cuando se dieron cuenta de que todo parecía girar en torno a la perfección. Un día, durante un ensayo, Mirell se acercó a ellas. "Chicas, recuerden que el baile es expresión. Los errores no importan, lo que importa es disfrutar del momento"- les dijo, con una mirada comprensiva.

Esa noche, Agustina no podía dormir. Se sintió presionada por sus propias expectativas. "¿Y si no lo hacemos bien? ¿Y si no le gusta a la gente?"- se preguntó en voz alta, mientras se abrazaba a su almohada.

Al día siguiente, con un poco de miedo pero mucha quyết tâm, las chicas llegaron a la plaza. Había muchas personas mirando, pero también había otras niñas y niños que estaban tan ansiosos como ellas. "Recuerden, divertirse es lo más importante"- recordó Sueno justo antes de subir al escenario.

Cuando salió a bailar, Agustina sintió que su nerviosismo se desvanecía. En el primer giro, sonrió a Martina y Sueno. "Hagamos lo mejor que podamos, ¡e intentemos disfrutar!"- gritó Agustina, mientras ejecutaban los pasos.

En medio de su actuación, se olvidaron del miedo y comenzaron a improvisar, creando nuevos pasos, riendo y disfrutando juntas. El público se emocionó y aplaudió cada movimiento que hacían. La actuación terminó con risas y un estruendoso aplauso.

Más tarde, ya en el backstage, se dieron cuenta de que no necesitaban ser perfectas para brillar. "El mejor baile fue aquel que hicimos juntas, sin importar los errores"- dijo Martina.

"Definitivamente, ¡este fue el mejor día de nuestras vidas!"- agregó Sueno, con una risa contagiosa.

Mirell las abrazó a las tres. "¿Vieron? El baile es libertad. Siempre que disfruten, ¡han ganado!"- las felicitó, orgullosa.

Con nuevas amistades y mucho aprendizaje, Agustina, Martina, Sueno y Mirell prometieron volver a bailar juntas, no solo para ganar premios, sino para disfrutar de cada momento. Y así, el día terminó con un hermoso atardecer y risas que se perdían en el aire.

El tiempo pasó, pero cada vez que se escuchaba música, Agustina recordaba aquel día y se llenaba de energía, lista para bailar de nuevo, porque se dio cuenta de que lo más importante no era ganar un concurso, sino la alegría de compartir sueños y amigos en el camino.

FIN.

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