El baile de Martina



Había una vez en la ciudad de Buenos Aires, una niña llamada Martina. Desde muy pequeña, Martina amaba bailar flamenco.

Siempre que podía, se ponía su vestido rojo con volantes y sus zapatos de tacón para imitar a las bailaoras que veía en los espectáculos. Un día, mientras caminaba por el barrio San Telmo con su madre, vio un cartel que decía: "Se busca bailarina de flamenco para el teatro Colón". Martina no lo podía creer.

Era su oportunidad de demostrar todo lo que sabía hacer. "Mamá, ¿puedo ir a la audición?", preguntó emocionada. "Claro que sí hija, siempre te he apoyado en tus sueños", respondió su madre con una sonrisa.

Martina practicó incansablemente durante días antes del gran día de la audición. Cuando llegó el momento, estaba nerviosa pero lista para darlo todo. La sala del teatro Colón estaba llena de gente importante y reconocida.

Habían venido a ver quién sería la nueva estrella del flamenco. Cuando llegó el turno de Martina, ella entró al escenario con seguridad y comenzó a bailar como nunca antes lo había hecho.

Su corazón latía fuerte mientras giraba y movía sus brazos al ritmo de la música. La gente aplaudía emocionada viendo tanta pasión en cada movimiento. Pero justo cuando pensaba que todo iba bien, uno de sus zapatos se desató y salió volando hacia el público.

Martina se detuvo abruptamente sintiéndose avergonzada ante tal situación tan inesperada. La música paró y todos quedaron en silencio. Pero para su sorpresa, un hombre del público se acercó al escenario con el zapato en la mano.

"Aquí tienes pequeña, no te preocupes", dijo el hombre sonriendo. Martina se colocó nuevamente sus zapatos y comenzó a bailar de nuevo como si nada hubiera pasado. El público aplaudió aún más fuerte que antes, admirando su perseverancia y valentía ante una situación difícil.

Al final del día, Martina recibió una gran noticia: había sido elegida para ser parte de la compañía de flamenco del teatro Colón. Ahora tenía la oportunidad de compartir su pasión con todo el mundo.

Desde ese día, Martina aprendió que siempre hay obstáculos en el camino hacia nuestros sueños, pero nunca debemos rendirnos ante ellos. Con perseverancia y valentía podemos lograr lo que nos proponemos.

Y así fue como Martina se convirtió en la bailarina de flamenco más reconocida de toda Argentina.

FIN.

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