El baile de Paola


Había una vez, en un pequeño pueblo de la Sierra, una niña llamada Paola. Desde muy pequeña, Paola soñaba con ser bailarina.

Cada noche, antes de dormir, cerraba los ojos e imaginaba cómo se movería al ritmo de la música, dejando que su cuerpo fluyera con gracia y elegancia. Sin embargo, en el pueblo no había ninguna academia de baile.

Paola miraba con tristeza a través de la ventana mientras veía a otros niños caminar hacia sus clases de fútbol o piano. ¿Por qué ella no podía hacer lo mismo? Se preguntaba. Un día, mientras paseaba por el bosque cercano al pueblo, Paola encontró una mariposa herida.

Con cuidado, la tomó entre sus manos y decidió llevarla a casa para curarla. Mientras cuidaba a la mariposa enferma, Paola notó cómo movía las alas al compás del viento como si estuviera bailando. "-¡Qué hermosa eres! Me encantaría volar contigo", le dijo Paola a la mariposa.

A partir de ese momento, Paola tuvo una idea brillante: si no podía ir a una academia de baile en su pueblo, podría crear su propia academia de danza en su hogar.

Comenzó a investigar sobre diferentes estilos de baile y técnicas en libros y videos que encontró en internet. Con mucho esfuerzo y determinación, Paola transformó el sótano de su casa en un estudio lleno de espejos y barandas para practicar sus movimientos.

Utilizó cajas viejas como escenario improvisado y invitó a sus amigos del pueblo a ser parte de su academia de danza. "-¡Bienvenidos a la Academia de Danza Paola! Aquí aprenderemos a bailar y soñar juntos", exclamó Paola con entusiasmo.

Poco a poco, más niños del pueblo se unieron a la academia. Paola les enseñaba diferentes estilos de baile, desde ballet hasta hip-hop. Cada día, practicaban duro y se divertían aprendiendo nuevos pasos.

Un día, mientras ensayaban para una presentación especial en el festival del pueblo, llegó una visita inesperada. Era el famoso coreógrafo Martín González, quien estaba buscando nuevos talentos para su compañía de danza en la ciudad.

Martín quedó impresionado al ver el talento y la pasión que emanaban los pequeños bailarines. Decidió invitarlos a todos para formar parte de su compañía y participar en un gran espectáculo en el teatro más importante de la ciudad. Paola no podía creerlo.

Su sueño estaba a punto de hacerse realidad gracias a su determinación y amor por la danza. Junto con sus amigos del pueblo, viajaron hacia la ciudad para ensayar arduamente con Martín González. Finalmente, llegó el gran día del espectáculo.

Las luces brillaban sobre el escenario mientras los pequeños bailarines daban lo mejor de sí mismos. La audiencia quedó maravillada por las habilidades y energía que transmitían los niños con cada movimiento.

Al finalizar el espectáculo, Paola recibió una ovación de pie junto con sus amigos bailarines. Sus padres estaban llenos de orgullo al ver cómo había logrado superar los obstáculos y cumplir su sueño de ser bailarina. La historia de Paola se convirtió en un ejemplo inspirador para todos los niños del pueblo.

Aprendieron que, con determinación y creatividad, no hay límites para alcanzar sus sueños, incluso si las circunstancias parecen difíciles.

Y así fue como Paola demostró al mundo que el verdadero poder de la danza está en el corazón y en la voluntad de perseguir nuestros sueños sin importar las limitaciones externas.

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