El baile de Sofía



Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Sofía. A Sofía le encantaba bailar más que cualquier otra cosa en el mundo.

Pasaba horas y horas moviéndose al ritmo de la música, dejando que su cuerpo se expresara libremente. Un día soleado, mientras Sofía estaba practicando sus pasos de baile en su habitación, su mamá la llamó desde abajo. "Sofía, necesito tu ayuda", gritó su mamá.

"Por favor, ve al granero y limpia todo el desorden. Y no te olvides de darle comida a los animales". Sofía asintió con entusiasmo y fue corriendo hacia el granero.

Pero cuando llegó allí, algo mágico ocurrió: escuchó una melodía pegajosa proveniente del viejo radio que estaba cerca. Sin poder resistirse a la tentación, comenzó a moverse al ritmo de la música. "¡Oh! Esta canción es tan pegajosa", dijo Sofía mientras daba vueltas y saltos por todo el granero.

El tiempo pasaba volando mientras ella bailaba sin parar entre las pacas de heno y los cubos vacíos. El sol comenzó a ocultarse detrás de las montañas y las sombras se apoderaron del lugar.

Cuando finalmente Sofía decidió regresar a casa, se dio cuenta de que era casi imposible ver algo en medio de tanta oscuridad. "¡Ay no! Me distraje tanto bailando que ahora está oscuro", exclamó Sofía preocupada.

A pesar del miedo que sentía por estar sola en medio de la noche, decidió enfrentar su error y encontrar el camino de regreso a casa. Caminó con cuidado, utilizando la luz de la luna para guiar sus pasos. Cada ruido le hacía saltar el corazón, pero no se detuvo.

Sabía que tenía que aprender una valiosa lección. Finalmente, después de mucho esfuerzo y coraje, Sofía llegó a casa. Su mamá estaba esperando en la puerta, con una mezcla de alivio y enojo en su rostro.

"¡Sofía! ¿Dónde estabas? ¡Estaba tan preocupada por ti!", exclamó su mamá mientras la abrazaba fuertemente. "Lo siento mucho, mamá", dijo Sofía con lágrimas en los ojos. "Me distraje bailando y no me di cuenta de que se había hecho tarde".

Su mamá suspiró profundamente y luego sonrió comprensiva. Ella sabía lo importante que era el baile para Sofía y cómo a veces podía perderse en él. "Hija, entiendo tu amor por el baile", dijo su mamá dulcemente.

"Pero también debes aprender a ser responsable. Cuando te pido ayuda, es importante que cumplas con tus responsabilidades antes de hacer lo que te gusta". Sofía asintió solemnemente mientras secaba sus lágrimas.

A partir de ese día, Sofía aprendió a equilibrar su pasión por el baile con sus deberes diarios. Aprendió a administrar su tiempo adecuadamente para poder disfrutar tanto del baile como de las tareas domésticas sin distracciones innecesarias.

Con el tiempo, Sofía se convirtió en una bailarina increíblemente talentosa y también en una joven responsable. Siempre recordaba la lección que su mamá le había enseñado aquel día, y eso la ayudó a convertirse en una persona equilibrada y exitosa.

Y así, Sofía demostró que con perseverancia, amor por lo que haces y responsabilidad, puedes lograr tus sueños sin descuidar tus obligaciones.

FIN.

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