El baile de vampiros


Había una vez en la opulenta ciudad de Vampirópolis, dos familias de vampiros aristócratas que vivían en eterna rivalidad: los Van Drácula y los Bloodworth.

Los hijos mayores de ambas familias, Víctor Van Drácula y Aurora Bloodworth, eran tan tercos como astutos. Todos en Vampirópolis sabían que no se llevaban bien desde que eran pequeños.

Su rivalidad alcanzó su punto máximo cuando ambos se enamoraron de la misma vampiresa, Valentina, una joven talentosa y valiente que había conquistado los corazones de muchos vampiros en la ciudad. - ¡Valentina será mi pareja en el baile de la cosecha, no dejaré que un Bloodworth la invite! - proclamó Víctor, con su capa ondeando detrás de él.

- ¡No te atrevas a acercarte a Valentina, ella irá conmigo al baile y así será proclamada como la reina de la noche! - respondió Aurora, con sus ojos centelleando en la oscuridad.

La tensión entre las dos familias se intensificó, y era evidente que la rivalidad entre Víctor y Aurora solo empeoraba las cosas. Mientras tanto, Valentina estaba desconcertada por toda la situación. No le gustaba la idea de ser el punto de discordia entre dos familias importantes.

Decidió hablar con ambos, proponiéndoles una solución pacífica: el baile de la cosecha sería un evento para celebrar el amor y la unidad, no la división. Los jóvenes vampiros se quedaron pensativos ante las palabras de Valentina.

Finalmente, acordaron que ambos la invitarían al baile, pero Valentina tomaría la decisión final en el momento. Llegó el esperado baile de la cosecha, la ciudad estaba iluminada por las brillantes luces de las velas y el aire estaba cargado de emoción.

Víctor y Aurora esperaban ansiosos la llegada de Valentina, pero ninguno de los dos sabía lo que la noche les deparaba. Al ver a sus padres observándolos con orgullo, los jóvenes vampiros se dieron cuenta de lo ridículo que habían sido al actuar como enemigos.

Cuando Valentina finalmente apareció, los dos se acercaron a ella galantemente, mostrándole respeto y cortesía. Valentina sonrió y les anunció que no elegiría a ninguno de los dos como su pareja de baile.

En cambio, los dos jóvenes vampiros se miraron el uno al otro, sorprendidos, y finalmente se dirigieron hacia el centro del salón. Juntos, bailaron un hermoso vals que dejó a toda la ciudad en completo silencio.

Aquella noche, Víctor y Aurora aprendieron que el amor y la amistad son mucho más importantes que cualquier rivalidad. A partir de entonces, las familias Van Drácula y Bloodworth empezaron a reconciliarse, y la ciudad de Vampirópolis prosperó en armonía y unidad.

Dirección del Cuentito copiada!