El baile encantado



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina dos amigas inseparables: Morena y Vale.

Morena era una niña con una imaginación desbordante, siempre inventando historias fantásticas y mundos mágicos en los que ella y Vale podían vivir aventuras emocionantes. Vale, por su parte, era la compañera perfecta para Morena, siempre dispuesta a seguirle el juego y a embarcarse en las locas ideas de su amiga.

El día del décimo cumpleaños de Morena, las dos amigas estaban jugando en el jardín trasero de la casa de Morena cuando descubrieron algo increíble: una puerta secreta detrás de unos arbustos.

Sin pensarlo dos veces, decidieron abrirla y se encontraron con un mundo completamente diferente a todo lo que habían imaginado antes. -¡Vale, mirá esto! ¡Es increíble! -exclamó Morena emocionada mientras entraba por la puerta junto a su amiga. El lugar al que habían llegado estaba lleno de colores brillantes, árboles gigantes y criaturas mágicas que nunca habían visto.

Pero pronto se dieron cuenta de que para poder regresar a casa debían aprender un baile muy especial que solo los habitantes de ese mundo conocían.

-¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Cómo vamos a aprender este baile? -preguntó Vale preocupada. Tras pensarlo un momento, Morena tuvo una idea brillante. Decidieron acercarse a las criaturas del lugar y pedirles ayuda para aprender el baile necesario para regresar a casa.

Con paciencia y dedicación, las criaturas les enseñaron cada paso, cada giro y cada movimiento hasta que Morena y Vale lo dominaron por completo. Después de días practicando sin descanso, llegó el momento crucial.

Era hora de demostrar lo aprendido ante el guardián de la puerta para poder volver a casa. -¡Vamos Vale! ¡Lo podemos lograr juntas! -exclamó Morena con determinación. Con música envolvente y pasos precisos, las dos amigas comenzaron a bailar como nunca antes lo habían hecho.

Cada movimiento fluía con naturalidad, demostrando todo lo que habían aprendido durante su estancia en ese mundo maravilloso. Al terminar el baile, el guardián sonrió satisfecho y les abrió la puerta para permitirles regresar a casa.

Las lágrimas brotaron en los ojos de Morena y Vale al despedirse de aquel lugar lleno de magia donde vivieron tantas aventuras inolvidables. De vuelta en el jardín trasero de la casa de Morena, las dos amigas se abrazaron emocionadas por haber superado juntas ese desafío tan grande.

-Gracias por ser mi mejor amiga, Vale. Sin ti no hubiera sido capaz de aprender ese baile tan especial -dijo Morena con gratitud.

-Y gracias a vos por compartir tus mundos fantásticos conmigo; siempre es más divertido cuando estamos juntas -respondió Vale con una sonrisa sincera. Y así, entre risas y abrazos, Morena y Vale comprendieron que juntas podían enfrentar cualquier reto que la vida les pusiera enfrente.

Porque la verdadera magia estaba en la fuerza de su amistad y en la capacidad infinita que tenían para soñar e imaginar nuevos mundos fantásticos donde vivir nuevas aventuras cada día.

FIN.

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