El baile mágico de las flores


Había una vez en un lejano jardín, donde las flores bailaban al amanecer. Cada madrugada, al primer rayo de sol, las flores comenzaban a moverse al compás de una melodía silenciosa. Pero un día, una terrible sequía amenazó con marchitarlas.

Las flores, preocupadas por su supervivencia, buscaron una solución. "¿Qué haremos para seguir bailando al amanecer?", preguntó la rosa. "Necesitamos agua para volver a ser fuertes y bailar hermosas en la mañana", respondió el girasol.

Entonces, entre todas idearon un plan. La margarita sugirió pedir ayuda a los niños del pueblo cercano. "Ellos pueden traernos agua todos los días", dijo emocionada. Así, las flores enviaron pequeñas semillas voladoras con mensajes pidiendo ayuda.

Los niños, al encontrar las semillas mágicas, se organizaron para llevar agua al jardín cada día. Con el amor y cuidado de los niños, las flores volvieron a estar radiantes y fuertes.

Y al amanecer, volvieron a bailar con más fuerza y belleza que nunca, agradecidas con los pequeños héroes que las habían salvado. Desde entonces, cada madrugada, las flores bailaban al compás del amanecer, recordando la importancia de cuidar y proteger la naturaleza.

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