El Baile Real del Amor


Había una vez en un reino muy lejano dos princesas muy especiales: Blancanieves y Cenicienta.

Blancanieves era alegre y siempre cantaba mientras cuidaba de los animales del bosque, mientras que Cenicienta, a pesar de tener que hacer todas las tareas del hogar, nunca perdía la esperanza de encontrar su felicidad. Un día, las dos princesas se encontraron en el bosque mientras Blancanieves recogía flores para sus amiguitos animales.

Cenicienta estaba triste porque no podía ir al baile real ya que tenía mucho trabajo en casa. Al verla así, Blancanieves decidió ayudar a su amiga para que pudiera asistir al baile. "No te preocupes, Cenicienta.

Yo te ayudaré con todas estas tareas para que puedas ir al baile y cumplir tus sueños", dijo Blancanieves con una sonrisa. Cenicienta no podía creerlo, pero aceptó encantada la ayuda de su amiga.

Juntas limpiaron la casa, lavaron la ropa y prepararon una hermoso vestido para Cenicienta usando telas brillantes y coloridas que encontraron en el desván. Llegó la noche del baile real y Cenicienta lucía radiante gracias al esfuerzo conjunto de las dos princesas.

Cuando llegaron al castillo, todos quedaron maravillados por la belleza de Cenicienta, tanto así que el príncipe no pudo apartar la mirada de ella en toda la noche.

Mientras tanto, Blancanieves disfrutaba bailando con los otros invitados y compartiendo risas con los simpáticos enanitos del bosque que también habían logrado colarse en el baile disfrazados de nobles caballeros. Cuando el reloj marcó las doce campanadas de medianoche, Cenicienta recordó rápidamente lo que había dicho su hadita madrina: debía regresar antes de esa hora o su hechizo se rompería.

Sin embargo, en su prisa por salir del castillo perdió uno de sus zapatitos de cristal en las escaleras.

El príncipe corrió detrás de ella para devolverle el zapatito olvidado, pero cuando llegó a la casa donde vivían Cenicienta y Blancanieves se llevó una gran sorpresa al ver a ambas princesas juntas. Al probarse el zapatito a cada una, solo a Cenicienta le quedaba perfecto.

"¡Eres tú! ¡La dueña del zapatito! ¡Eres mi verdadero amor!", exclamó emocionado el príncipe mientras tomaba la mano de Cenicienta. Blancanieves sonreía feliz por su amiga y por haber contribuido a hacer realidad ese cuento tan especial.

Desde ese día, las dos princesas siguieron siendo inseparables y vivieron muchas más aventuras juntas entre risas y canciones hasta el final de sus días. Y colorín colorado este cuento ha terminado lleno de magia y amistad entre dos princesas tan diferentes pero unidas por un hermoso vínculo.

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