El baile secreto de Andrés
En una soleada mañana en la escuela de Andrés, todos los niños estaban emocionados porque la directora iba a presenciar un gran baile.
La noticia se esparció como reguero de pólvora por todo el colegio, y pronto llegó a oídos de Andrés, un niño con grandes sueños de convertirse en bailarín. Andrés sentía mariposas revoloteando en su estómago. A pesar de que amaba bailar en secreto en su habitación, nunca lo había hecho frente a tanta gente.
El miedo lo invadió, haciéndolo dudar de sí mismo y de sus habilidades.
La directora entró al salón con una sonrisa radiante y anunció: "¡Hoy vamos a tener un espectáculo maravilloso! Quiero que todos participen y muestren sus mejores pasos de baile". Los niños empezaron a entusiasmarse, pero Andrés sintió que el temor lo paralizaba. "¡Vamos chicos, será una oportunidad increíble para brillar!", exclamó la directora animándolos. Andrés miraba fijamente al suelo, sintiéndose cada vez más nervioso.
Sus amigos lo alentaban diciendo: "¡Tú bailas genial! ¡No tienes nada que temer!"Pero Andrés no podía sacudirse el miedo. Sin embargo, algo dentro de él comenzó a cambiar.
Recordó todas las veces que había soñado con ser un gran bailarín y decidió no dejar que el miedo le impidiera intentarlo. "¿Qué te pasa Andrés? ¿Por qué no te animas?", preguntaron sus compañeros preocupados.
Con determinación en los ojos, Andrés se levantó lentamente y caminó hacia el centro del salón. Las miradas curiosas se posaron sobre él mientras la música comenzaba a sonar. Cerrando los ojos e ignorando cualquier pensamiento negativo, dejó que la música lo guiara.
Sus pies empezaron a moverse al compás de la melodía; primero tímidamente, pero luego con más confianza. Pronto estaba girando y saltando con gracia por todo el salón, sorprendiendo a todos los presentes con su talento oculto. Los aplausos resonaron cuando Andrés terminó su baile.
La directora se acercó emocionada y le dijo: "¡Eso fue increíble! Nunca imaginé que tenías tanto talento escondido". Andrés sonrió radiante, sintiéndose orgulloso de haber vencido su miedo y mostrado al mundo su pasión por el baile.
Desde ese día en adelante, siguió practicando y perfeccionando sus movimientos, convirtiéndose en el bailarín que siempre había soñado ser.
Y así, gracias a su valentía para enfrentar sus temores, Andrés descubrió que no hay límites para alcanzar nuestros sueños si tenemos fe en nosotros mismos y nos atrevemos a darlo todo sin importar las adversidades.
FIN.