El balón de los sueños



Ciro era un niño lleno de energía y entusiasmo. Desde muy pequeño, descubrió su pasión por el básquetbol. Todos los días, después de la escuela, corría hacia la cancha del barrio para jugar con sus amigos.

Un día soleado, mientras Ciro jugaba en la cancha, se acercó un hombre mayor llamado Don Pedro. Tenía una larga barba blanca y llevaba consigo una mochila llena de balones de básquet. - ¡Hola chicos! -saludó Don Pedro-.

¿Les gustaría aprender algunos trucos nuevos? Los ojos de Ciro se iluminaron al instante. - ¡Sí, sí! ¡Queremos aprender! Don Pedro sonrió y sacó un balón especial de su mochila.

- Este es un balón mágico que te ayudará a mejorar tu juego. Pero primero debes prometerme algo importante: siempre jugar con respeto y honestidad. Ciro asintió emocionado junto a sus amigos. - Lo prometemos, Don Pedro.

Don Pedro les enseñó a driblar el balón sin perderlo de vista, a pasar con precisión y a lanzar al aro con confianza. Además, les habló sobre la importancia del trabajo en equipo y cómo apoyarse mutuamente para alcanzar las metas. Los días pasaron volando mientras Ciro practicaba incansablemente.

Su técnica mejoraba cada vez más gracias a los consejos de Don Pedro. Pronto se convirtió en el mejor jugador del barrio y fue invitado a formar parte del equipo local juvenil.

El primer partido oficial estaba por llegar y Ciro estaba nervioso pero emocionado. Sabía que tenía que dar lo mejor de sí mismo para ayudar a su equipo a ganar. Sin embargo, al llegar al estadio, se encontró con una sorpresa inesperada. - ¡Ciro! -gritó su mamá-.

Lamentablemente, no podemos quedarnos para verte jugar. Tu hermanita está enferma y necesitamos llevarla al médico. Ciro sintió tristeza en su corazón, pero sabía que la salud de su hermana era lo más importante.

Se despidió de su familia y se dirigió hacia el vestuario del equipo. Cuando entró al vestuario, encontró una nota en su casillero. Decía: "Querido Ciro, aunque no podamos estar allí físicamente, siempre te apoyaremos desde el corazón.

Juega con pasión y recuerda todo lo que has aprendido". Las palabras de ánimo dieron fuerzas a Ciro. Saludó a sus compañeros de equipo y salió a la cancha decidido a darlo todo.

El partido fue intenso y ambos equipos lucharon duro por la victoria. Ciro demostró sus habilidades en cada jugada, haciendo rebotar el balón con gracia y anotando puntos clave para su equipo. En los últimos segundos del juego, el marcador estaba empatado.

El balón llegó a las manos de Ciro quien miró fijamente hacia el aro mientras recordaba las enseñanzas de Don Pedro: driblar sin perderlo de vista, pasar con precisión y lanzar con confianza.

Con un movimiento rápido y certero, Ciro lanzó el balón directo hacia el aro justo cuando sonaba la chicharra final. ¡Encestó! El balón atravesó el aro y el equipo de Ciro ganó el partido. La multitud estalló en aplausos y Ciro fue llevado en hombros por sus compañeros de equipo.

Aunque su familia no pudo estar allí, sabía que siempre lo apoyarían desde el corazón. Desde ese día, Ciro continuó jugando al básquetbol con pasión y dedicación.

Pero nunca olvidó las lecciones de humildad, respeto y trabajo en equipo que Don Pedro le enseñó. Estaba decidido a compartir su amor por el deporte con otros niños para inspirarlos a alcanzar sus sueños.

Y así, Ciro se convirtió en un verdadero ejemplo de perseverancia y superación para todos los niños del barrio.

FIN.

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