El Baño de Rosario



Rosario era una niña muy distraída que a veces se olvidaba de cosas importantes, como bañarse. Había pasado más de dos semanas desde su último baño y su familia empezaba a notar el mal olor.

- Rosario, ¿no te parece que ya es hora de darte un baño? -le preguntó su padre Claudio. - Sí, papá, pero estoy muy ocupada jugando con mis muñecas -respondió Rosario sin preocupación.

Su hermana Macarena decidió hacerle una broma para ver si así se animaba a tomar un baño:- ¡Mamá! Vení rápido que encontré algo en la habitación de Rosario -gritó Macarena desde la habitación de su hermana.

Karina corrió hacia la habitación pensando lo peor, pero cuando llegó se encontró con una muñeca sucia y desordenada sobre la cama. - ¡Macarena! No asustes así a tu madre -reprochó Karina mientras recogía las muñecas de Rosario del piso.

Pero en lugar de regañarla por hacer bromas pesadas, Karina decidió unirse al juego:- Ya sé cómo podemos hacer que Rosario tome un baño. Vamos a decirle que hoy va a haber una fiesta sorpresa en casa y ella tiene que estar lista para recibir invitados -propuso Karina con una sonrisa traviesa.

Así fue como comenzaron los preparativos para la —"fiesta"  sorpresa. Mientras Macarena decoraba el comedor con globos y serpentinas, Claudio ayudaba a Karina a preparar comida para los —"invitados" . Todos estaban emocionados por ver la reacción de Rosario.

- Rosario, ¿estás lista para la fiesta sorpresa? -preguntó Karina mientras tocaba la puerta del baño donde estaba su hija. - ¿Fiesta sorpresa? ¡No sabía nada! -exclamó Rosario emocionada mientras salía del baño limpia y perfumada.

Cuando llegó al comedor, se encontró con una mesa llena de comida y globos de colores. Pero en lugar de invitados, había solo sus padres y su hermana riéndose a carcajadas. - ¡Sorpresa! La fiesta eras tú -dijo Karina entre risas.

Rosario no pudo evitar sentirse un poco tonta por haber caído en la broma, pero también se dio cuenta de que necesitaba tomar más en serio su higiene personal.

Desde ese día, empezó a recordar bañarse todos los días sin que nadie tuviera que recordárselo. Además, aprendió que el buen humor y las bromas pueden ser una forma divertida de aprender cosas nuevas.

FIN.

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