El banquete de lobos en el bosque encantado


Había una vez en un bosque encantado, un pequeño chancho llamado Chancho Casas. Era muy travieso y curioso, siempre andaba explorando por todos lados.

Un día, mientras caminaba por el bosque, escuchó un rumor sobre un delicioso banquete que se celebraría en la casa de los lobos. Chancho Casas no pudo resistir la tentación y decidió ir a espiar para ver qué estaban preparando los lobos.

Se acercó sigilosamente a la casa y vio a los lobos cocinando todo tipo de manjares: asado, empanadas, pastelitos y muchas otras delicias. El olor que salía de la casa era irresistible. "¡Qué rico se ve todo esto!", pensó Chancho Casas mientras su pancita empezaba a gruñir.

Sin poder controlarse, el chancho decidió entrar sigilosamente a la casa y empezar a comer sin que los lobos lo vieran.

Probó un poco de cada plato y estaba tan concentrado en comer que no se dio cuenta de que los lobos lo estaban observando desde la puerta. "¡Pero qué tenemos aquí! Un intruso en nuestra casa", dijo el lobo mayor con voz grave. Chancho Casas se asustó tanto que dejó caer el plato al suelo y temblaba de miedo.

"Lo siento mucho, señores lobos. No pude resistirme al olor de su comida tan deliciosa", balbuceó el chancho arrepentido. Los lobos se miraron entre ellos con una mezcla de sorpresa y diversión.

Luego, el lobo mayor habló:"Entendemos que te haya tentado nuestra comida, pero eso no justifica entrar sin permiso a nuestra casa. "El chancho bajó la cabeza avergonzado y pidió disculpas nuevamente. Para su sorpresa, los lobos no parecían enojados.

De hecho, lo invitaron a sentarse con ellos para compartir el banquete. "¿De verdad? ¿No les molesta que haya comido sin permiso?", preguntó Chancho Casas sorprendido. "Todos cometemos errores, lo importante es reconocerlos y aprender de ellos", respondió amablemente el lobo mayor.

Así fue como Chancho Casas aprendió una valiosa lección ese día: nunca debía tomar lo que no le pertenecía sin pedir permiso primero.

Desde entonces, él y los lobos se convirtieron en grandes amigos y compartieron muchos banquetes juntos en paz y armonía en aquel bosque encantado.

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