El bebé feliz



Había una vez un bebé muy especial llamado Bueno, que desde que nació siempre quería estar en brazos.

No importaba si estaba dormido o despierto, siempre pedía que lo tomaran en brazos y se acurrucaba felizmente contra el pecho de su mamá o papá. Pero a medida que crecía, Bueno comenzó a llorar mucho más cuando no estaba en brazos.

Sus padres intentaron dejarlo en la cuna para que se acostumbrara a dormir solo, pero él gritaba y lloraba sin parar hasta que lo tomaban nuevamente en brazos. Un día, mientras paseaban por el parque, Bueno vio a unos niños jugando juntos y quiso unirse a ellos.

Pero sus padres le explicaron que era demasiado pequeño para jugar con los niños mayores y tendría que esperar un poco más. Bueno se sintió muy triste al escuchar esto y comenzó a llorar aún más fuerte.

Fue entonces cuando apareció un hada madrina y le preguntó qué le pasaba. "Quiero jugar con los niños grandes", respondió Bueno entre sollozos. "Entiendo cómo te sientes", dijo el hada madrina. "Pero debes saber algo importante: todos tenemos habilidades diferentes". "¿Qué significa eso?", preguntó Bueno curioso.

"Significa que tú eres bueno en algo diferente a lo que hacen esos niños grandes. Es hora de descubrir cuál es tu habilidad especial". Así fue como empezaron las aventuras de Bueno para encontrar su habilidad especial.

Probó muchas cosas diferentes: pintura, música e incluso deportes. Pero nada parecía encajar. Un día, mientras su mamá lo llevaba en brazos por la calle, Bueno vio una anciana que tenía dificultades para cruzar la calle.

Sin pensarlo dos veces, extendió sus pequeños brazos hacia ella y le ofreció ayuda para cruzar. La anciana se emocionó tanto que le dio un gran abrazo a Bueno y le dijo: "Eres un ángel en la tierra".

Y así fue como Bueno descubrió su habilidad especial: hacer felices a las personas con solo estar cerca de ellas. Desde ese día, no importaba si estaba en brazos o no. Lo importante era que siempre estaba haciendo feliz a alguien más.

Y aunque todavía lloraba cuando quería estar cerca de sus padres, ya no era porque necesitara atención constante sino porque sabía que ellos también eran felices cuando estaban juntos.

Y así termina la historia del bebé Bueno, quien aprendió una valiosa lección: todos tenemos habilidades diferentes y es importante encontrarlas para ser felices y hacer felices a quienes nos rodean.

FIN.

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