El Beso del Mono
Era un día soleado en el Bosque de Colores, un lugar mágico donde todos los animales vivían en armonía. Allí habitaban Ani, una simpática ardillita; Joaco, un curioso pajarito; Milo, un travieso monito; y, por supuesto, el resto de sus amigos: León, la tortuga Tita y la cebra Zazá.
Un día, mientras jugaban en un claro del bosque, Milo, el monito, tuvo una idea brillante.
"¡Chicos, hoy vamos a hacer un concurso de besos!" - propuso Milo, saltando de una rama a otra.
"¿Un concurso de besos?" - repitió Ani con una sonrisa. "Eso suena divertido, pero... ¿cómo sería?"
"Cada uno de nosotros tiene que dar un beso en la mejilla al que más quiera en su corazón, y así veremos quien es el más querido del bosque" - explicó Milo.
Los amigos se miraron y acordaron que sería un desafío muy divertido. Sin embargo, cuando llegaron las hora de dar los besos, algo inesperado sucedió. Cada uno eligió a su amigo favorito, menos Milo, que no sabía a quién elegir.
"No puedo decidir a quién darle el beso" - dijo Milo rascándose la cabeza. "Tengo tantos amigos y todos son maravillosos".
Ani, que siempre estaba llena de ideas, pensó en una solución.
"¿Por qué no le das un beso a cada uno de nosotros, Milo?" - sugirió con mucha alegría. "Así mostrarás cuánto los quieres a todos".
Milo la miró con sus ojos grandes y brillantes.
"¡Es una gran idea! Así todos sentirán el cariño del bosque" - exclamó emocionado.
Entonces, Milo empezó a dar besos a todos sus amigos, uno por uno, desde Ani hasta Tita, pasando por Joaco. Al llegar a Joaco, que estaba un poco nervioso, Milo se detuvo.
"¿Qué pasa, Joaco?" - preguntó Milo.
"Es que... no sé si quiero que me des un beso" - dijo Joaco, un poco tímido. "¿Qué tal si nos da vergüenza después?"
"No hay nada de qué avergonzarse, Joaco. Un beso es solo una muestra de cariño, además, somos amigos" - alentó Ani.
Después de un pequeño momento de duda, Joaco decidió unirse a la diversión.
"Está bien, Milo. ¡Adelante!" - dijo con una sonrisa algo tímida.
Milo le dio un beso muy suave en la mejilla, y todos rieron felices. ¡Fue un momento divertido! Pero justo cuando pensaban que todo había terminado, ocurrió algo mágico. Desde un árbol cercano, un grupo de mariposas coloridas empezó a revolotear alrededor de ellos. Sus alas brillaban con los colores del arcoíris, y estaban danzando alegremente.
"¡Miren esas mariposas!" - exclamó Ani.
"¡Es como si estuvieran celebrando nuestro concurso!"
Los amigos comenzaron a seguir a las mariposas, quienes los llevaron a un claro lleno de flores. Había flores de todos los colores y muy fragantes.
"Este es el lugar perfecto para celebrar nuestra amistad " - dijo Tita, que se asomaba entre las flores. "¡Deberíamos tener una fiesta!"
Encantados por la idea, todos se pusieron a recoger pétalos y a hacer coronas de flores. Al caer la tarde, se sentaron todos juntos a disfrutar de un delicioso picnic.
"Hoy aprendí que el cariño no se trata de un solo beso, sino de compartir momentos especiales con nuestros amigos" - reflexionó Milo. "Y que ser un buen amigo significa respetar y celebrar las diferencias de cada uno".
"¡Exactamente, Milo!" - dijo Ani. "Y que lo más importante es sentirnos unidos, ¡no importa cuántos besos demos!".
Así, en medio de risas, colores y la alegría de la naturaleza, el grupo decidió que harían esta celebración de la amistad una tradición del Bosque de Colores. Y desde ese día, siempre se recordarían que un beso, la risa y los amigos son los ingredientes mágicos para un día perfecto.
Y así, el bosque siguió lleno de amor, risas, y de momentos especiales que los amigos atesorarían por siempre.
FIN.