El Borreguito Valiente
Érase una vez, en un hermoso prado lleno de flores y colinas verdes, un pequeño borreguito llamado Bruno. A diferencia de los demás corderitos de la granja, Bruno tenía un brillo especial en sus ojos y un cabello más suave que las nubes. Pero había un problema: Bruno era más miedoso que cualquier otro borreguito.
Un día, mientras todos los corderitos pastaban felices, escucharon un fuerte ruido proveniente del bosque cercano. Era un trueno que retumbaba por todo el lugar.
"¿Qué fue eso?" - preguntó Clara, una de las corderitas.
"¡Debemos quedarnos aquí!" - dijo Maxi, el corderito más grande.
"Yo tengo miedo..." - susurró Bruno mientras temblaba.
La granja estaba alborotada, y cada borreguito buscó refugio. Pero mientras todos se escondían, Bruno decidió que debía enfrentarse a su miedo.
"Voy a averiguar qué fue eso" - dijo Bruno, tratando de sonar valiente. Nadie le prestó atención, pero él se sintió decidido. Cuando se acercó al borde del bosque, vio a un pajarito que caía del nido.
"¿Estás bien, pajarito?" - preguntó Bruno, preocupado.
"No puedo volver a mi nido..." - replicó el pajarito. "¿Podrías ayudarme?"
Bruno sintió un nudo en el estómago, pero recordó que debía ser valiente.
"¡Estoy aquí para ayudarte!" - exclamó.
Sin pensarlo dos veces, Bruno ideó un plan. Llamó a los otros corderitos. Aunque al principio tenían dudas, viendo el esfuerzo de su amigo, decidieron ayudar también.
"¡Vamos a hacer una cadena humana de borreguitos!" - sugirió Clara.
Así fue como todos se alinearon, formando un puente de amor entre el suelo y el nido del pajarito. Uno por uno, los corderitos se pasaron al pajarito por encima, hasta que finalmente pudo llegar a su hogar.
"¡Lo lograste!" - gritó el pajarito, lleno de alegría. "¡Gracias, Bruno! ¡Gracias a todos!"
Los corderitos, sintiéndose orgullosos, regresaron a la granja. El trueno había dejado de sonar, y el sol brillaba nuevamente.
"Bruno, fuiste muy valiente" - le dijo Maxi, sonriéndole.
"Nunca pensé que podría ayudar a alguien" - respondió Bruno, aunque aún un poco temeroso, ahora se sentía fuerte.
Desde ese día, Bruno aprendió que enfrentar nuestros miedos puede llevarnos a ayudar a otros y a descubrir nuestra verdadera valentía. Y así, el pequeño borreguito se convirtió en un héroe en su granja, enseñando a todos que lo más importante es tener un corazón valiente y solidario.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.