El bosque agradecido



llamado Roberto, que vivía en un bosque encantado. A diferencia de los demás niños, Roberto no podía moverse ni hablar, ya que estaba hecho completamente de madera.

Pero eso no le impedía ser feliz y disfrutar de las maravillas del bosque. Roberto pasaba sus días observando a los animales jugar y escuchando el canto de los pájaros. Soñaba con poder correr y saltar como ellos, pero sabía que su condición de madera se lo impedía.

Sin embargo, nunca dejaba que esto lo desanimara. Un día, mientras Roberto admiraba una hermosa mariposa volando cerca de él, ocurrió algo inesperado. La mariposa se posó sobre su nariz y le dio un pequeño beso mágico.

De repente, Roberto sintió cómo su cuerpo cobraba vida. Se emocionó tanto que comenzó a dar saltos y brincos por todo el bosque. Los animales quedaron asombrados al verlo moverse tan ágilmente.

"-¡Miren todos! ¡Soy un niño de verdad ahora!", exclamó Roberto con alegría. A partir de ese momento, la vida de Roberto cambió por completo. Ahora podía explorar el mundo sin limitaciones.

Corría entre los árboles y jugaba con los animales del bosque como si fuera uno más. Sin embargo, pronto descubrió que la libertad también traía consigo responsabilidades. Un día mientras jugaba cerca del río, vio a un patito atrapado en unas ramas flotantes a punto de ser arrastrado por la corriente.

Sin dudarlo ni un segundo, Roberto se lanzó al agua y nadó hasta donde estaba el patito. Con mucho esfuerzo, logró liberarlo y llevarlo a un lugar seguro.

El patito lo miró con gratitud y dijo: "-¡Muchas gracias por salvarme!"A partir de ese día, Roberto se convirtió en el protector del bosque. Ayudaba a los animales en peligro, plantaba árboles nuevos y cuidaba de la naturaleza con amor y dedicación.

Un invierno, mientras paseaba por el bosque cubierto de nieve, encontró a una ardilla que no tenía suficiente comida para sobrevivir. Roberto decidió compartir sus propias reservas de nueces con ella.

La ardilla quedó tan impresionada por su generosidad que le dijo: "-Roberto, tu corazón es tan grande como tu espíritu aventurero". Desde ese momento, todos los animales del bosque conocieron la historia del niño de madera solidario.

Con el paso del tiempo, Roberto se dio cuenta de que su verdadero valor no radicaba en su capacidad física o en ser un niño —"normal" . Su bondad y empatía eran lo más importante. El bosque encantado celebró cada año el día en que Roberto cobró vida gracias al beso mágico de la mariposa.

Los animales le regalaban flores y frutos como muestra de gratitud por todo lo que hacía por ellos.

Y así fue como Roberto demostró que no importa cómo seas o qué obstáculos enfrentes en la vida; siempre hay algo especial dentro de ti esperando a brillar. La magia está en nuestro interior, solo debemos descubrir cómo usarla para hacer del mundo un lugar mejor.

FIN.

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