El Bosque de Berta


Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de montañas, ríos y árboles frondosos, una líder indígena llamada Berta Cáceres. Berta amaba la naturaleza y luchaba por protegerla de aquellos que querían destruirla.

Un día, mientras caminaba por el bosque, Berta se encontró con un grupo de niños que estaban jugando cerca del río. Al acercarse a ellos, notó que algunos estaban reagarrando basura y arrojándola al agua sin saber el daño que causaban.

- Hola chicos -dijo Berta con una sonrisa-. ¿Qué están haciendo? - Estamos jugando -respondió uno de los niños-. Y también estamos limpiando el río. - Eso es fantástico -dijo Berta-, pero no deberían arrojar la basura al agua.

Eso contamina el río y hace daño a los animales que viven allí. Los niños miraron sorprendidos a Berta, quien les explicó cómo cuidar la naturaleza y hacer del mundo un lugar mejor para todos.

Los pequeños quedaron fascinados por las palabras de la líder indígena y decidieron ayudarla en su lucha por proteger el medio ambiente. Juntos limpiaron las orillas del río, plantaron árboles y construyeron casitas para los animales.

También crearon carteles para concientizar a sus vecinos sobre la importancia de cuidar la naturaleza. Pero su tarea no fue fácil.

Un día llegó un grupo de empresarios ambiciosos con maquinarias pesadas dispuestos a talar los árboles del bosque para construir una carretera que les facilitaría el transporte de sus mercancías. Berta y los niños se opusieron a la tala de los árboles y lucharon con todas sus fuerzas para proteger el bosque.

Pero los empresarios no querían escucharlos y amenazaron con llevarlos a la cárcel si seguían obstaculizando su proyecto. Berta, valiente como siempre, no se dio por vencida. Convocó a todos los vecinos del pueblo y juntos marcharon hacia donde estaban las maquinarias pesadas.

Con pancartas en mano, gritaban consignas en defensa del medio ambiente. Los empresarios, al ver la cantidad de personas que se oponían a su proyecto, decidieron retirarse dejando atrás las máquinas pesadas.

El bosque fue salvado gracias al coraje y determinación de Berta Cáceres y todos aquellos que lucharon junto a ella por un mundo mejor. Los niños aprendieron una gran lección sobre el cuidado de la naturaleza y prometieron seguir ayudando a mantenerla limpia y sana para futuras generaciones.

Desde entonces, cada vez que alguien tiraba basura en el río o cortaba un árbol sin necesidad, recordaban las palabras sabias de Berta Cáceres: "La naturaleza es nuestra madre tierra. Debemos tratarla con respeto y amor".

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