El bosque de colores de Tomás



En un pueblo rodeado de un hermoso bosque vivía Tomás, un niño apasionado por la pintura. A pesar de su amor por el arte, Tomás no tenía muchas pinturas de colores, por lo que sus dibujos siempre eran en blanco y negro. Un día, su abuela lo llevó al bosque para recolectar verduras y flores, con las cuales planeaban hacer pigmentos naturales para pintar.

Mientras recorrían el bosque, la abuela de Tomás le enseñaba a identificar las distintas plantas y les contaba historias sobre la magia de los colores naturales. Tomás estaba emocionado con la idea de poder pintar con tonalidades vivas y brillantes, y se sentía agradecido por tener a su abuela como su guía.

Después de recoger una variedad de flores, hojas y verduras, regresaron a casa. La abuela de Tomás le enseñó cómo extraer los pigmentos naturales de cada planta, y juntos prepararon una paleta de colores vibrantes.

Tomás maravillado, decidió hacer un dibujo especial utilizando los nuevos pigmentos que habían creado. Con cuidado y paciencia, empezó a plasmar en el papel una hermosa imagen del bosque con los colores que había obtenido de la naturaleza. A medida que avanzaba, los colores se fusionaban en el papel y la imagen cobraba vida ante sus ojos.

Al terminar, Tomás se quedó embobado mirando su obra maestra. La combinación de colores naturales le había dado una sensación de conexión especial con la naturaleza. Se dio cuenta de que no necesitaba tener muchas pinturas compradas, ya que la naturaleza le ofrecía una paleta infinita de colores para explorar.

Desde ese día, Tomás recorría el bosque en busca de nuevas plantas y flores con las que poder crear más pigmentos naturales. Compartía sus descubrimientos con sus amigos, quienes se unieron a él en su búsqueda de colores naturales, y juntos exploraban el bosque en busca de inspiración y pinturas naturales.

La historia de Tomás y su abuela se convirtió en un bello ejemplo de cómo la creatividad, el amor por la naturaleza y el vínculo familiar podían fusionarse para inspirar a otros. El bosque de colores de Tomás se volvió un lugar mágico, donde cada planta y flor era una fuente de inspiración y alegría.

FIN.

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