El Bosque de Cristal



Había una vez en la República Dominicana, en un rincón mágico donde la niebla acariciaba las montañas y los ríos eran de un cristal tan puro que reflejaban el arcoíris, una pequeña rana llamada Clarina. Su piel, tan transparente como el agua del río, permitía que todos pudieran ver su simpático corazón latiendo con alegría.

Clarina pasaba sus días dando saltos entre los árboles, disfrutando de la brisa fresca y conversando con sus amigos del bosque: Tilo, el pájaro carpintero, y Mica, la tortuga sabia. Un día, mientras saltaban cerca del gran roble que siempre les ofrecía sombra, Tilo, entusiasmado, gritó:

"¡Chicos, escuché rumores sobre un gran festival en la llanura! ¡Dicen que habrá luces de colores y música!"

"¿De verdad? ¡Eso suena maravilloso!" - exclamó Clarina, sus ojos brillando como dos estrellitas.

"¿Y cómo llegaremos hasta allá?" - preguntó Mica, con su tono pensativo.

"Podemos nadar por el río y luego saltar hasta la llanura. ¡Es fácil!" - dijo Tilo con seguridad.

Clarina asintió, emocionada, y todos acordaron partir al día siguiente. Sin embargo, esa noche Clarina no pudo dormir, pensando en cómo sería el festival. Al amanecer, sus amigos ya estaban listos, así que se lanzaron al río cristalino.

Mientras nadaban, de repente, un fuerte viento comenzó a soplar, agitándole las aguas. Clarina, al ser tan ligera, fue llevada lejos de sus amigos y se encontró sola en una parte desconocida del bosque. Clara trató de mantener la calma.

"Debo encontrar el camino de regreso" - pensó, brillando más que nunca, pues su corazón aún latía con felicidad. Caminó y se encontró con una luciérnaga llamada Lila.

"Hola, rana brillante. ¿Por qué pareces tan preocupada?" - preguntó Lila.

"Me he perdido y no sé cómo volver con mis amigos. Tenía muchas ganas de ir al festival!" - respondió Clarina, un poco triste.

"No te preocupes, yo te ayudaré. El bosque es mágico, pero también un poco complicado. ¡Recuerda que la luz y la bondad siempre encontrarán el camino!" - dijo Lila con una sonrisa.

Juntas decidieron seguir un camino que estaba iluminado por las flores que brillaban en la oscuridad. Mientras caminaban, Clarina comenzó a notar que su brillo se intensificaba cada vez que se concentraba en sus buenos recuerdos con Tilo y Mica.

Mientras seguían su camino, se encontraron con un oscuro pantano. Lila, un poco asustada, dijo:

"Debemos cruzarlo, pero hay muchas criaturas extrañas aquí. Debes ser valiente y brillar aún más. ¡Confía en ti!"

Clarina respiró hondo, recordando que, aunque estaba sola, llevaba en su corazón a sus amigos. Comenzó a cantar con su voz suave:

"Si me sigues, no temas, brillaré en la negrura, juntos cruzaremos, con amor como armadura."

Al oír su canto, los seres del pantano comenzaron a acercarse, intrigados. Clarina brilló más que nunca, iluminando el lugar y haciendo que todos se sintieran en paz.

"No necesitamos pelear. Solo queremos pasar. Puedes cantar con nosotros si lo deseas," - le dijo una luciernaga del pantano emocionada.

"¡Claro! Podemos cantar juntos mientras cruzamos!" - respondió Clarina con alegría.

Así, todos juntos empezaron a cantar, y el miedo se desvaneció en el aire. Al final del pantano, Lila exclamó:

"¡Lo hicimos! ¡Eres muy valiente, Clarina!"

Clarina, sonriendo, respondió:

"No podría haberlo hecho sin la ayuda de todos. La amistad es más fuerte que cualquier miedo!"

Finalmente, tras muchas aventuras, llegaron a la llanura donde el festival comenzaba. Tilo y Mica estaban esperándola, también preocupados, pero al verla, gritó Tilo:

"¡Clarina! ¡Te encontré! ¡Te estábamos buscando!"

"¡Chicos! ¡Me perdí, pero tuve unas aventuras increíbles!" - dijo Clarina enérgicamente.

A partir de ese día, Clarina aprendió que a veces se puede perder el rumbo, pero con valentía, amistad y un corazón brilla, siempre se puede encontrar el camino de regreso. Juntos disfrutaron del festival, brillando con luz y amor.

Y así, en el bosque de cristal, las aventuras de Clarina y sus amigos nunca terminaron, enseñando a todos lo importante que es ser valiente, confiar en los demás y, sobre todo, brillar con el corazón. ¡Fin!

FIN.

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