El Bosque de la Amistad



En lo profundo de la selva peruana, vivía una comunidad de animalitos muy especiales. Entre ellos estaban Lía la mariposa, Tito el tucán, Susi la sapita y Rocco el jaguar. Todos eran amigos y pasaban sus días explorando la selva y divirtiéndose juntos.

Un día, Lía, emocionada, dijo:

"¡Chicos, tengo una idea grandiosa! Vamos a buscar el árbol más alto de la selva y ver desde allí todo nuestro hogar. ¿Qué les parece?"

"¡Es una excelente idea!" - exclamó Tito, batiendo sus alas.

"Sí, pero... ¿cómo vamos a llegar?" - preguntó Susi, un poco preocupada.

"No se preocupen, yo los puedo llevar a todos. ¡Soy muy rápido!" - dijo Rocco, moviendo su cola.

Así, los animalitos marcharon juntos hacia el gran árbol. Mientras avanzaban, Rocco trotó delante, llevando a Susi sobre su espalda.

"Es tan divertido estar juntos, Rocco. Gracias por ayudarme" - chirrió Susi.

De pronto, se dieron cuenta de que Lía no estaba.

"¿Dónde está Lía?" - preguntó Tito, asustado.

Los amigos regresaron rápidamente y la encontraron enredada en unas ramas.

"¡Ayúdame!" - gritaba Lía, con un poco de miedo.

"No te preocupes, Lía. Estamos aquí para ayudarte" - dijo Rocco, utilizando su fuerza para liberar a su amiga.

"¡Gracias! No sé qué haría sin ustedes" - respondió Lía al estar libre.

Continuaron su camino, y al llegar al árbol se dieron cuenta de que era mucho más alto de lo que pensaban.

"¿Lo lograremos?" - preguntó Tito, inseguro.

"¡Sí! Con un poco de ayuda, todos podemos" - contestó Rocco.

Primero subió Lía, luego Susi, después Tito y, al último, Rocco.

Desde lo alto, miraron todo lo que rodeaba la selva.

"¡Miren qué hermoso es nuestro hogar!" - dijo Lía, asombrada.

"¡Es increíble!" - grito Tito, revoloteando alegre.

"Podemos ver todo lo que hemos compartido: ríos, montañas y muchas aventuras" - continuó Susi.

De repente, un viento fuerte hizo que Lía comenzara a tambalearse.

"¡Ayuda!" - gritó la mariposa.

"Nosotros no te dejamos sola" - dijo Rocco, quien rápidamente se lanzó a sostenerla con su pata.

Lía miró a sus amigos y sonrió.

"Gracias por su apoyo. Somos un equipo, siempre cuidándonos entre nosotros."

Después de disfrutar del hermoso paisaje, decidieron bajar. Pero, mientras bajaban, se encontraron con un pequeño venado que parecía triste.

"¿Qué te pasa?" - le preguntó Tito.

"Me perdí y no sé cómo volver a casa" - respondió el venado con lágrimas en sus ojos.

"No te preocupes, podemos ayudarte" - dijo Lía.

"¡Sí! Vamos a buscar el camino juntos" - agregó Rocco, con una sonrisa.

Así, los amigos formaron un nuevo equipo, incluyendo al venado en su aventura. Juntos, caminaron por la selva, preguntando a otros animalitos cómo llegar a la casa del venado.

Después de varias paradas, encontraron el camino adecuado.

"¡Miren! Allí está mi casa" - dijo el venado, emocionado.

"¡Lo logramos!" - gritaron todos juntos.

El venado se despidió de sus nuevos amigos.

"Gracias por ayudarme, ustedes son los mejores amigos" - dijo con una gran sonrisa.

"¡Vuelve a visitarnos!" - gritaron todos.

Los cuatro amigos continuaron su camino, felices de haber ayudado a otro animalito y fortaleciendo su lazo de amistad.

"Hoy aprendimos que siempre debemos ayudarnos y cuidar a los demás" - dijo Susi.

"Así es, juntos somos más fuertes y podemos lograr cosas maravillosas!" - añadió Tito.

"La amistad es lo más importante" - concluyó Lía.

Y así, Rocco, Lía, Susi y Tito regresaron a su hogar sabiendo que la amistad, el respeto y la solidaridad son los mayores tesoros de la vida, y nunca dejarían de apoyarse entre ellos.

Desde aquel día, jugaron juntos con el venado, demostrando que siempre hay espacio para un nuevo amigo en el bosque de la amistad.

FIN.

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