El Bosque de la Amistad
Había una vez un hermoso bosque repleto de vida y alegría. En este bosque habitaban muchos animales que eran grandes amigos: la liebre, el ciervo, la tortuga, el loro y, por supuesto, el rey de la selva, el león, junto a su amigo el tigre. Cada día era una nueva aventura y juntos exploraban cada rincón del bosque, jugando y riendo bajo el cálido sol.
Una mañana, el sol brillaba intensamente y decidieron que era el día perfecto para hacer una gran fiesta.
"¡Vamos a jugar al escondite!" - propuso el loro, emocionado.
"Sí, ¡me encanta jugar al escondite!" - exclamó la liebre.
Pero antes de que comenzaran, el león y el tigre, que siempre competían por ser el más astuto y fuerte, comenzaron a discutir.
"¡Yo soy más rápido!" - rugió el león.
"¡No! Yo soy el más ágil de todos!" - replicó el tigre, con la mirada desafiante.
La pelea fue escalando, y pronto comenzaron a pelear. Rugidos y zancadas resonaron por todo el bosque, asustando a los demás animales.
"¡Chicos, por favor! ¡Dejen de pelear!" - gritó la tortuga, tratando de calmar la situación.
"¡No podemos permitir que esto siga!" - dijo el ciervo, preocupado.
En medio del alboroto, unos cazadores, atraídos por el ruido, llegaron al lugar.
"¡Mirá! ¡Ahí están esos animales!" - dijo uno de ellos, afilando su flecha.
Los amigos se dieron cuenta del peligro y, en un momento de entendimiento, dejaron de pelear.
"¡Rápido, escondámonos!" - sugirió la liebre, mientras todos se movían rápidamente a buscar refugio.
El león y el tigre, dejando de lado su lucha, gritaron al unísono:
"¡Vamos, amigos! ¡A cubrirnos!"
Todos se movieron ágilmente, buscando los mejores escondites: detrás de un gran árbol, en las zarzas y debajo de las hojas.
"¿Por qué peleamos en lugar de divertirnos juntos?" - se preguntó el león, ya escondido.
"Es verdad, perdimos de vista lo que importa: nuestra amistad" - respondió el tigre, sintiéndose avergonzado.
Mientras los cazadores recorrían el bosque, los animales permanecieron en silencio, observando cómo buscaban, pero no podían encontrar a ninguno.
"¿Dónde se habrán metido? ¡No podemos irnos con las manos vacías!" - se quejó uno de los cazadores.
Finalmente, frustrados, los cazadores decidieron marcharse.
"Parece que hoy no tenemos suerte" - dijo uno, mientras se alejaban disimuladamente.
Una vez que el peligro había pasado, los animales emergieron de sus escondites y se reunieron.
"¡Lo hicimos, amigos! ¡Nos hemos salvado!" - exclamó el loro, volando de alegría.
"Pero, más importante que eso, aprendimos una valiosa lección..." - reflexionó el ciervo.
"Sí, no debemos permitir que nuestras diferencias nos separen" - añadió la tortuga, sonriendo.
Desde aquel día, el león y el tigre se convirtieron en los mejores amigos y defendieron juntos a todas las criaturas del bosque.
"Siempre vamos a ser un equipo, ¿verdad?" - dijo el tigre.
"¡Claro! Siempre juntos" - contestó el león.
Y así, el bosque volvió a estar lleno de risas y juegos, donde la amistad era más fuerte que cualquier pelea. Y, cada vez que surgía un desacuerdo, recordaban la aventura de ese día y elegían resolverlo siempre con diálogo y trabajo en equipo.
Fin.
FIN.