El Bosque de la Amistad
Érase una vez en un bosque de colores, donde vivían siete amiguitas muy unidas: Pepa la conejita, Lili la pajarita, Tina la ranita, Mimi la ratoncita, Cata la gatita, Lala la ardillita y Nala la tortuguita.
Cada día, las siete amigas tenían una nueva aventura. Un día soleado, mientras estaban jugando a la escondida entre los árboles de distintos colores, Lili, la pajarita, aleteó con emoción:
"¡Chicas! ¿Vamos a explorar la ladera de la montaña?"
"¡Sí!" gritaron todas al unísono.
Así, decidieron que ese día sería especial. Salieron del claro en el que siempre jugaban y se dirigieron hacia la misteriosa montaña. Mientras subían, encontraron un camino lleno de flores que nunca habían visto.
"¡Qué flores tan hermosas! Son de todos los colores", exclamó Mimi la ratoncita.
"¡Huelen tan bien!", agregó Cata la gatita mientras se acercaba a olerlas.
Pero, de repente, escucharon un estruendo. Un árbol viejo había caído, bloqueando el camino de regreso.
"¡Oh no! Ahora no podemos volver a casa!", dijo Nala la tortuguita, un poco preocupada.
"No te preocupes, Nala. Siempre encontramos la manera de solucionar las cosas", la tranquilizó Pepa la conejita.
Las amigas se sentaron a pensar y analizar. Decidieron que tendrían que hacer un plan para mover el árbol. Todos aportaron ideas.
"Podríamos empujarlo juntas", sugirió Tina la ranita.
"Pero es muy pesado, necesitaremos algo más fuerte", añadió Lala la ardillita mirando al árbol.
Y así, comenzaron a pensar en otras soluciones. Lili tuvo una idea brillante.
"¿Y si llamamos a los amigos del bosque? Podemos juntar más ayuda".
Las seis amiguitas miraron a Lili y asintieron con entusiasmo. Entonces, comenzaron a hacer ruidos de llamado.
"¡Hola! ¡Amigos del bosque! Necesitamos ayuda!", gritó Pepa.
En poco tiempo, animales de todo tipo llegaron al lugar: el patito Pedro, el ciervo Dardo, e incluso la tortuga Micaela que lentamente avanzó hacia ellas.
"¿Qué sucede?" preguntó Pedro, curioso.
"No podemos volver porque este árbol nos bloquea", explicó Lala.
"¡Vamos a ayudar!", respondieron todos, listos para colaborar.
Juntos, empujaron de un lado y tiraron del otro. Con mucho esfuerzo y trabajo en equipo, lograron mover el árbol. Al final, todos estaban cansados, pero muy contentos.
"¡Lo logramos!", exclamó Cata la gatita.
"Gracias a todos por ayudar", dijo Nala la tortuguita sonriendo.
Las siete amigas miraron hacia el cielo y se dieron cuenta de que la tarde se había ido y empezaba a oscurecer.
"Es hora de volver a casa", dijo Mimi la ratoncita.
"Sí, pero antes tomemos un momento para celebrar nuestra amistad y el esfuerzo de todos", propuso Lili.
Así que se sentaron sobre la hierba, compartieron historias, risas y frutas que habían traído.
"Hoy aprendimos algo muy importante", dijo Pepa.
"Sí, que juntos somos más fuertes", añadió Tina.
"Y que la amistad es lo más valioso", concluyó Nala.
Al finalizar su encuentro, prometieron volver a explorar, pero siempre juntas y con más amigos. Aquella experiencia fortaleció no solo sus lazos, sino también los de todos los que vivían en el bosque.
Y así, en un bosque donde los colores nunca dejaban de brillar, las siete amiguitas vivieron felices, dispuestas a enfrentar cualquier aventura que se presentara, porque sabían que juntas, ¡nada era imposible!
FIN.