El bosque de la amistad
Había una vez una niña llamada Fátima, quien vivía en un pequeño pueblo rodeado de árboles y montañas. Fátima era valiente y decidida, siempre dispuesta a enfrentar cualquier desafío que se le presentara.
Un día, mientras paseaba por el bosque cerca de su casa, escuchó un ruido extraño proveniente de los arbustos. Decidida a investigar, se acercó sigilosamente y descubrió que el líder del grupo de gatos callejeros, conocido como Líder Gato, estaba acosando a un indefenso ratoncito.
Fátima no pudo quedarse quieta ante esta injusticia y decidió intervenir para proteger al ratoncito. Con paso firme y determinación en sus ojos, se acercó al Líder Gato. - ¡Alto ahí! -exclamó Fátima con voz firme-.
¿Qué crees que estás haciendo? El Líder Gato la miró con desdén y respondió con arrogancia: -¡Esta es mi área! Hago lo que quiero aquí. Los gatos dominamos este lugar y los ratones son nuestra presa.
Pero Fátima no se dejó intimidar por las palabras del líder felino. Sabía que tenía que hacer algo para cambiar esa situación injusta. - Escucha bien, Líder Gato -dijo Fátima con valentía-.
Todos merecen ser tratados con respeto y nadie tiene derecho a lastimar a otros seres vivos. No importa si eres un gato o un ratón, todos merecen vivir en paz. El Líder Gato soltó una risa burlona y se preparó para atacar a Fátima. Pero ella no retrocedió.
En cambio, sacó de su mochila un libro sobre animales y comenzó a leer en voz alta. - Sabías que los gatos pueden ser amigables con otros animales, ¿verdad? -dijo Fátima mientras leía-.
Hay historias de gatos que han protegido y cuidado de ratones, incluso se han hecho amigos inseparables. El Líder Gato se detuvo por un momento y escuchó atentamente las palabras de Fátima.
Estaba sorprendido por lo que había escuchado, nunca antes nadie le había hablado así. - No todos los gatos son malos o crueles -continuó Fátima-. Si te das la oportunidad de conocer a otros animales y tratas de entenderlos, podrías descubrir una amistad inesperada e importante.
El Líder Gato reflexionó sobre las palabras de Fátima. Por primera vez en mucho tiempo, sintió curiosidad por el mundo más allá del bosque. - Tal vez tengas razón... -murmuró el Líder Gato-. Nunca me había detenido a pensar en eso antes.
Fátima sonrió y extendió su mano hacia el Líder Gato. El felino dudó al principio, pero finalmente decidió confiar en la niña valiente frente a él. Tomando la mano extendida de Fátima, ambos caminaron juntos hacia el pueblo.
A medida que pasaban los días, Fátima enseñaba al Líder Gato sobre cómo vivir en armonía con otros animales. Pronto, el Líder Gato se dio cuenta de que no tenía que ser cruel o dominante para obtener lo que quería.
Con el tiempo, los gatos del bosque y los ratones comenzaron a vivir en paz.
El Líder Gato se convirtió en un ejemplo para otros felinos, demostrando que la amistad y la compasión eran mucho más valiosas que cualquier territorio o presa. Y así, gracias a Fátima y su valentía, el bosque se transformó en un lugar donde todos los animales podían coexistir pacíficamente.
Fátima nos enseñó una lección importante: nunca debemos juzgar a alguien por su apariencia o reputación, ya que todos merecemos una oportunidad de cambiar y mostrar nuestro verdadero yo.
FIN.