El Bosque de la Amistad


Había una vez una niña llamada Karina, quien era muy aventurera y curiosa. Un día, decidió explorar el bosque que se encontraba cerca de su casa.

Empacó algunas galletas, agua y su mochila de exploradora y se adentró en el espeso bosque. Karina caminaba emocionada, observando los árboles altos y frondosos que la rodeaban. Pero a medida que avanzaba, comenzó a darse cuenta de que no reconocía el camino de regreso.

Se había perdido en el bosque. El corazón de Karina latía rápido mientras trataba de recordar cómo llegar a casa. Pero cuanto más caminaba, más confundida se sentía. De repente, escuchó un ruido extraño entre los arbustos.

- ¿Quién está ahí? - preguntó Karina con voz temblorosa. De repente, apareció un conejo parlante llamado Pancho. - ¡Hola! Soy Pancho el conejo - dijo con una sonrisa-. Veo que te has perdido en el bosque.

¿Necesitas ayuda? Karina asintió con la cabeza y explicó cómo había terminado allí sin saber cómo volver a casa. - No te preocupes - dijo Pancho amablemente-, te llevaré al lugar correcto. Sígueme.

Karina siguió al conejo saltando por entre los arbustos y esquivando las ramas bajas. Después de un rato, llegaron a un claro donde se encontraban otros animales del bosque: Lola la ardilla, Tito el zorro y Martín el búho sabio. - Hola amigos - saludó Pancho-.

Esta es Karina, se ha perdido en el bosque y necesita nuestra ayuda para regresar a casa. Los animales asintieron y se acercaron a Karina para ofrecerle su apoyo.

Lola le enseñó cómo recolectar frutas del bosque para alimentarse, Tito compartió consejos sobre cómo orientarse en el bosque y Martín le contó historias fascinantes sobre la naturaleza. Juntos, los animales guiaron a Karina por un camino seguro de vuelta a casa.

Durante el viaje, aprendieron cosas nuevas sobre ellos mismos y sobre la importancia de trabajar juntos como equipo. Finalmente, llegaron al borde del bosque donde estaba la casa de Karina. La niña se despidió con cariño de sus nuevos amigos. - ¡Gracias por ayudarme a encontrar mi camino! - exclamó emocionada-.

Nunca olvidaré todo lo que he aprendido hoy. Karina abrazó a cada uno de los animales antes de entrar en su hogar.

Desde ese día en adelante, nunca más volvió al bosque sin alguien que pudiera guiarla o acompañarla. Y siempre recordaría que cuando te pierdes, siempre hay alguien dispuesto a ayudarte si pides ayuda. Y así termina nuestra historia: con una niña valiente y aventurera que aprendió una valiosa lección gracias a sus amigos del bosque.

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