El bosque de la amistad

Había una vez en un bosque muy lejano, una ogrita llamada Olivia y su mejor amigo, el duende Gustavo. Ambos se encontraban caminando por el sendero del bosque, riendo y contándose historias fantásticas.

De repente, mientras cruzaban un claro del bosque, un gigante enorme apareció frente a ellos. El corazón de Olivia comenzó a latir con fuerza y Gustavo se escondió detrás de una roca temblando de miedo.

El gigante les miró con curiosidad y les preguntó: "¿Qué hacen aquí, pequeños seres?". Olivia tragó saliva y respondió valientemente: "-Estamos paseando por el bosque, señor gigante. No queremos causar problemas".

El gigante sonrió amablemente y les dijo: "No se preocupen, no soy como los demás gigantes que han escuchado historias malas sobre nosotros. Soy Paco y me encanta conocer a nuevos amigos". Olivia y Gustavo se sorprendieron al escuchar las palabras amables del gigante Paco.

Poco a poco fueron perdiendo el miedo y empezaron a conversar animadamente con él. Paco les contó que había vivido solo en el bosque por mucho tiempo porque todos le tenían miedo sin siquiera darle la oportunidad de demostrar que era bueno.

Les mostró su jardín secreto lleno de flores hermosas que cuidaba con tanto cariño. Olivia y Gustavo se dieron cuenta de que habían juzgado al gigante sin conocerlo realmente, aprendiendo así una importante lección sobre no dejarse llevar por las apariencias.

Desde ese día, Olivia, Gustavo y Paco se convirtieron en grandes amigos. Ellos visitaban al gigante regularmente para ayudarlo en el jardín o simplemente para compartir momentos divertidos juntos.

La historia de la ogrota Olivia, el duende Gustavo y el gigante Paco se volvió conocida en todo el bosque como un ejemplo de cómo la amistad puede surgir incluso entre seres muy diferentes entre sí.

Y así, gracias a la valentía de Olivia para enfrentar sus miedos e ignorar prejuicios infundados, lograron construir una amistad única e inolvidable que perduró por siempre en aquel mágico rincón del bosque.