El Bosque de la Amistad



Había una vez dos amigas inseparables, Natalia y Julia, que decidieron aventurarse en un paseo por el bosque cercano a sus casas. Estaban emocionadas por explorar la naturaleza y descubrir todos los secretos que este escondía.

- ¡Qué lindo es este bosque! - exclamó Natalia mientras caminaban entre los árboles altos y frondosos. - Sí, es hermoso. Pero creo que nos estamos alejando mucho del camino principal - respondió Julia con cierta preocupación en su voz.

Sin darse cuenta, las amigas se adentraron más y más en el bosque, hasta que finalmente se dieron cuenta de que estaban perdidas. - ¿Y ahora qué hacemos? - preguntó Natalia nerviosa. - No te preocupes, vamos a encontrar la salida juntas.

Recordemos lo que aprendimos en la escuela sobre cómo orientarnos en la naturaleza - dijo Julia tratando de mantener la calma.

Las chicas intentaron recordar lo poco que sabían sobre cómo orientarse con el sol y las estrellas, pero todo parecía confuso en medio del espeso bosque. Decidieron seguir caminando en una dirección esperando encontrar alguna señal familiar que las guiara de regreso a casa.

Después de un rato de caminar sin rumbo fijo, escucharon un sonido familiar a lo lejos. Era el canto de unos pájaros que reconocían de cerca de sus hogares.

- ¡Escucha, esos pájaros cantan como los del parque cerca de mi casa! Creo que si seguimos ese sonido podemos salir del bosque - exclamó emocionada Natalia señalando hacia donde provenía el canto. Siguiendo el canto como guía, las amigas lograron salir del bosque sanas y salvas.

Se abrazaron aliviadas al ver la luz del sol filtrándose entre los árboles al borde del bosque. - ¡Lo logramos! Gracias a tu valentía y astucia pudimos encontrar el camino de regreso - dijo Natalia emocionada mientras miraba a su amiga con admiración. - No hubiera podido hacerlo sin ti. Juntas somos imparables.

Aprendimos una gran lección hoy: nunca subestimes el poder de trabajar en equipo y mantener la calma ante situaciones difíciles - respondió Julia con una sonrisa orgullosa en su rostro.

Desde ese día, Natalia y Julia siguieron siendo inseparables pero más conscientes de la importancia de estar preparadas para cualquier situación cuando se aventuraban juntas.

Y cada vez que recordaban su travesía por el bosque perdido, lo hacían con una sonrisa sabiendo que juntas podían superar cualquier desafío que se les presentara en el futuro.

FIN.

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