El bosque de la amistad perdida



Había una vez un niño llamado Martín, a quien le encantaba jugar en el bosque con su fiel compañero, un perro llamado Chispa.

Un día, mientras paseaban por el bosque, Chispa se adentró demasiado entre los árboles persiguiendo una ardilla, y desapareció de la vista de Martín. El niño llamó y llamó, pero su amigo animal no regresó. Martín se puso muy triste y preocupado, no sabía qué hacer.

Decidió buscar a Chispa por todo el bosque, pero no lograba encontrarlo. Después de un rato, Martín se sentó en un tronco caído y comenzó a llorar. -Chispa, ¿dónde estás? ¡No puedo perderte! - se lamentaba. De repente, escuchó un ladrido a lo lejos.

Emocionado, se puso de pie y corrió hacia el sonido. Al llegar al lugar, encontró a Chispa atrapado en una vieja trampa abandonada. Martín liberó a su amigo y lo abrazó con fuerza. -¡Chispa! ¡Estás a salvo! - exclamó.

A partir de ese momento, Martín y Chispa aprendieron la importancia de no separarse y de cuidarse mutuamente. Juntos, fortalecieron su amistad y se convirtieron en inseparables compañeros de aventuras en el bosque, formando un vínculo inseparable.

FIN.

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