El Bosque de la Armonía



En un lejano bosque, vivían diferentes grupos de animales. Cada grupo se encargaba de cumplir una función importante para que el bosque estuviera en armonía.

Los conejos excavaban madrigueras que servían de refugio para todos, los pájaros cantaban canciones que alegraban el bosque, y los ciervos se encargaban de cuidar de las plantas. Todo marchaba perfectamente, hasta que un día, el líder de los conejos, Pompón, decidió que no quería seguir excavando madrigueras.

-No veo por qué siempre nosotros tenemos que hacer este trabajo tan agotador. ¡Quiero hacer algo más emocionante! - se quejó Pompón. Al poco tiempo, las madrigueras comenzaron a desmoronarse, y todos los animales se vieron en problemas.

Los pájaros perdieron dónde hacer sus nidos, y los ciervos vieron afectado su alimento. La armonía del bosque se veía comprometida. Fue en ese momento que el sabio búho, Ojitos, recordó una antigua enseñanza de Durkheim.

Les contó a todos los animales sobre la importancia de cumplir con las funciones que nos corresponden, ya que cada una contribuye al bienestar de todos. Entendieron que, si cada uno cumplía con su rol, el bosque se mantendría en armonía.

Los animales decidieron trabajar juntos para reconstruir las madrigueras, y desde ese día, valoraron la importancia de la función de cada uno en el bosque. La armonía volvió, y todos vivieron felices sabiendo que, gracias a la perspectiva funcionalista de Durkheim, su bosque siempre estaría en equilibrio.

FIN.

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