El Bosque de la Comunicación

Había una vez en un bosque encantado, una ardilla llamada Lola y un conejo llamado Pancho que eran los mejores amigos. Pasaban los días juntos jugando, explorando y compartiendo risas.

Un día, Pancho llegó al claro del bosque donde solían encontrarse con una triste noticia: Lola no quería verlo más. El conejo se sintió muy triste y confundido, no entendía por qué su amiga de repente había tomado esa decisión.

Pancho decidió hablar con la señora Lechuza, la sabia anciana del bosque, para pedirle consejo. La lechuza escuchó atentamente al conejo y luego le dijo con voz serena: "A veces las personas necesitan espacio para entender sus sentimientos.

Es importante respetar la decisión de Lola y darle tiempo". El conejo asintió con tristeza pero también con determinación. Sabía que extrañaba a su amiga pero entendía que tenía que respetar sus deseos.

Decidió ocupar su mente ayudando a otros animales del bosque, recolectando alimentos para el invierno y plantando flores en el claro donde solían jugar. Los días pasaron y Pancho seguía extrañando a Lola, pero estaba ocupado siendo útil a los demás habitantes del bosque.

Un día, mientras regaba las flores que había plantado, escuchó un suave murmullo detrás de él. Se dio vuelta y vio a Lola parada allí, mirándolo con ojos llenos de emoción. "-Pancho, lamento mucho haberme alejado de ti sin darte explicaciones.

Me di cuenta de lo mucho que te extraño y valoro nuestra amistad", dijo Lola con sinceridad. El conejo no pudo contener la emoción y corrió hacia su amiga para abrazarla fuertemente.

Ambos se prometieron nunca más alejarse el uno del otro sin antes hablar sobre sus sentimientos. Desde ese día, Pancho y Lola siguieron siendo inseparables en el bosque encantado. Aprendieron juntos la importancia de la comunicación, el respeto por los espacios personales y el valor de una verdadera amistad.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado pero la hermosa amistad entre Pancho y Lola continuará por siempre en aquel mágico bosque.