El Bosque de la Comunicación Asertiva
En un hermoso bosque lleno de árboles altos y flores de colores, vivían tres amigos: Lila la ardilla, Tico el conejo y Gato, un gato curioso. Aunque eran muy diferentes, disfrutaban mucho de su tiempo juntos, jugando y explorando su hogar.
Un día, mientras estaban en el claro del bosque, Lila propuso un nuevo juego.
"¡Chicos! ¿Qué les parece jugar a las escondidas?" - dijo emocionada.
"No sé, a mí no me gusta tanto. ¿Podríamos jugar a algo más?" - respondió Tico.
"Sí, a mí también me parece que las escondidas son aburridas." - agregó Gato.
Lila se sintió un poco triste por la respuesta de sus amigos.
"Pero a mí me gusta mucho. ¿Por qué no podemos jugar a eso?" - preguntó con una voz suave.
"A ver, Lila, ¿qué tal si nos cuentas por qué te gusta tanto?" - dijo Tico, tratando de ser amable.
Lila, sintiendo el interés de su amigo, explicó.
"Me encanta porque puedo esconderme en los árboles y observar a los demás. Es una manera divertida de ver cómo juegan y de disfrutar el bosque de otra forma."
"Entiendo, pero a mí me gusta más jugar a saltar entre los arbustos." - explicó Tico.
"Y a mí me fascina correr detrás de las mariposas," - agregó Gato.
"Tal vez podríamos hacer un juego que combine ambas cosas," - sugirió Lila, animándose.
De repente, Gato tuvo una idea.
"¿Y si hacemos un círculo y cada uno tiene que decir en qué le gustaría jugar y por qué? Eso puede ayudarnos a decidir juntos" - propuso el curioso gato.
Todos estuvieron de acuerdo y, uno a uno, empezaron a compartir sus pensamientos, guardando silencio y escuchando a los demás.
"A mí me gustaría jugar a hacer un safari de insectos y explorar el bosque, porque siempre vemos cosas nuevas cuando estamos atentos." - dijo Tico.
"A mí me encantaría hacer un concurso de saltos en el que cada uno se esconde y el otro tiene que encontrarte, porque es divertido encontrarnos después de escondernos." - dijo Gato.
"Yo quiero que exploremos juntos y si encontramos algo interesante, después jugamos a las escondidas. Así, todos nos divertimos!" - sugirió Lila con una sonrisa.
Al final, decidieron hacer un safari primero y luego jugar a las escondidas. Todos estaban felices porque cada uno había expresado sus deseos y se habían escuchado con respeto, lo que les había ayudado a encontrar una solución que los incluía a todos.
Mientras exploraban el bosque, descubrieron un hermoso arroyo lleno de piedras brillantes.
"¡Miren esto!" - gritó Tico con emoción.
"¡Es increíble! Vamos a jugar a ver quién puede saltar de una piedra a otra sin caer!" - sugirió Gato.
Lila, que se había sentido escuchada y respetada, propuso.
"¿Y si después de esto, seguimos con nuestras escondidas?"
"Sí, eso suena genial!" - respondieron todos al unísono.
El día avanzó y se divirtieron saltando por las piedras y escondiéndose detrás de los árboles altos. Aprendieron que al comunicarse asertivamente, no sólo podían expresar sus deseos, sino también encontrar formas de divertirse que incluyeran a todos.
Al final del día, mientras regresaban a casa, Tico dijo:
"Creo que hoy aprendimos algo muy importante. Comunicarnos bien nos hace disfrutar más y ser mejores amigos."
"Sí! La comunicación asertiva es mágica!" - añadió Gato.
"¡Y hay que practicarla siempre!" - concluyó Lila.
Los tres amigos sonrieron, sabiendo que cada vez que se escucharan con respeto y valor, su amistad se volvería más fuerte y el bosque sería aún más divertido.
FIN.