El Bosque de la Confianza



Había una vez una joven llamada Milder que vivía en un pequeño pueblo rodeado de un hermoso bosque.

Milder era una chica inteligente y talentosa, pero no confiaba en sí misma, lo que la llevaba a tener malos resultados en sus estudios. Milder se sentía desmotivada y triste porque muchas veces se comparaba con los demás y pensaba que nunca sería tan buena como ellos.

Además, pasaba mucho tiempo sola, ya que por su falta de confianza no se animaba a hacer amigos. Un día, mientras caminaba por el bosque, escuchó una voz suave y misteriosa que le habló desde lo más profundo del follaje.

Era el Bosque Mágico quien le dijo: "Milder, sé que no confías en ti misma, pero tienes dentro de ti un gran potencial. Te mostraré cómo encontrarlo". Intrigada y emocionada al mismo tiempo, Milder siguió las instrucciones del Bosque Mágico.

Primero la guió hacia un estanque cristalino donde se reflejaban las estrellas del cielo. El Bosque Mágico le dijo: "Mira tu reflejo en el agua y repite después de mí: Soy capaz". Milder obedeció y pronunció esas palabras con convicción.

Al instante, sintió una energía positiva recorrer todo su cuerpo y su mente se llenó de nuevos pensamientos. El Bosque Mágico continuó guiando a Milder hasta llegar a un claro donde florecían hermosas flores de todos los colores imaginables.

El Bosque Mágico le dijo: "Observa estas flores maravillosas y repite después de mí: Soy única". Milder repitió esas palabras con una sonrisa en su rostro y sintió cómo su autoestima crecía.

Comenzó a darse cuenta de que no tenía por qué compararse con los demás, porque ella era especial de su propia manera. Finalmente, el Bosque Mágico llevó a Milder a una colina desde donde se podía ver todo el pueblo.

El Bosque Mágico le dijo: "Contempla la grandeza del mundo que te rodea y repite después de mí: Soy valiente". Milder miró hacia abajo y vio a todas las personas que había en el pueblo.

Se dio cuenta de que todos tenían sus propias luchas y miedos, pero eso no les impedía seguir adelante. Repitió las palabras con determinación, sabiendo que también ella podía ser valiente. De regreso al pueblo, Milder se sentía diferente. Ahora confiaba en sí misma y estaba dispuesta a enfrentar cualquier desafío que se le presentara.

Comenzó a estudiar con dedicación y esfuerzo, sin preocuparse por lo bien o mal que lo hiciera en comparación con los demás. Poco a poco, los resultados comenzaron a mejorar e incluso empezó a hacer nuevos amigos en el colegio.

Ya no permanecía tanto tiempo sola, pues había descubierto la importancia de compartir momentos especiales con quienes la rodeaban. El Bosque Mágico siempre estuvo presente en su corazón como un recordatorio constante de su potencial y fortaleza interior.

Y así fue como Milder aprendió a confiar en sí misma, superando sus miedos y convirtiéndose en la mejor versión de sí misma. Y colorín colorado, esta historia ha terminado.

FIN.

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