El Bosque de la Creatividad



Era un hermoso día de primavera cuando Max y Nina decidieron explorar el jardín detrás de su casa. Mientras caminaban entre las flores, un conejito blanco apareció de la nada, saltando con alegría.

"¡Hola! Soy Imagi, el conejo de la creatividad", dijo, agitando sus orejas largas.

Max y Nina se miraron intrigados.

"¿Conejo de la creatividad? ¿Qué es eso?", preguntó Nina.

"¡Ven, siganme! Les mostraré el Bosque de la Creatividad, un lugar mágico lleno de colores e imaginación", respondió Imagi.

Max y Nina se emocionaron y, sin pensarlo dos veces, siguieron al conejo por un sendero cubierto de hojas brillantes.

Al entrar al bosque, quedaron atónitos. Los árboles tenían troncos de todos los colores del arcoíris, y las flores no solo eran bellas, sino que también cantaban melodías suaves.

"¡Es increíble!", exclamó Max.

"Aquí todo se puede crear y recrear. Solo necesitas usar tu imaginación", explicó Imagi mientras los guiaba.

Mientras exploraban, llegaron a un claro donde había una gran roca gris. Todos parecían aburridos con ella.

"Esa roca no tiene nada de divertido", dijo Nina.

"¿Por qué no la pintamos?", sugirió Max.

Imagi sonrió.

"¡Esa es una idea genial! ¡Vamos a usar nuestra imaginación!"

Montaron un taller improvisado. Max buscó pinceles entre las hojas y Nina reunió flores de colores vibrantes.

"¡Vamos!", dijo Max, "pintemos algo que nos represente".

Los tres comenzaron a trabajar. Max pintó un enorme sol sonriente, mientras que Nina creó un paisaje con montañas y ríos de colores. Imagi, por su parte, convirtió la roca en un gigante dragón que parecía estar resoplando fuego.

"Mirá qué lindo quedó", dijo Nina, observando su obra.

Pero en el momento en que terminaron, un viento fuerte sopló a través del bosque, llevándose las pinturas de la roca.

"¡No! Todo nuestro esfuerzo...", se lamentó Max.

Imagi los miró y les sonrió.

"No se preocupen, amigos. La verdadera creatividad no se pierde. Solo hay que buscar nuevas maneras de manifestarla ``.

"¿Cómo lo hacemos?", preguntó Nina, preocupada.

Imagi pensó un momento.

"¿Y si hacemos un cuento sobre lo que hemos creado? Podemos inventar una historia sobre este dragón que sobrevuela un reino de colores".

Max y Nina se miraron intrigados.

"Sí, hay que contarlo a los demás", dijo emocionado Max.

"¡Vamos a dar vida a nuestra imaginación!", añadió Nina, ya dibujando personajes en el aire.

Juntos, comenzaron a narrar la historia del dragón colorido que ayudaba a los árboles a florecer, a las flores a cantar y a las aves a volar. Imagi intercalaba detalles fantásticos que hacían reír a los dos amigos.

Poco a poco, el viento reanudó su curso, pero esta vez, en lugar de llevarse las pinturas, trajo consigo un grupo de animales que se unieron al cuento, llenando el bosque de risas y crianza.

Tras contar su hermosa historia, una luz resplandeció desde el cielo y, de repente, sus creaciones aparecieron pintadas en un mural gigante que comenzó a brillar.

"¡Miren! Nuestras ideas están vivas", gritó Nina, llena de tamaño asombro.

"Esto es maravilloso", dijo Max, mientras observaba cómo los colores llenaban el claro.

Imagi los miró con orgullo.

"Así es, cada vez que usan su imaginación, algo mágico sucede. Recuerden, el bosque siempre estará aquí para ustedes".

Con una sonrisa y un adiós, Imagi se despidió, y Max y Nina regresaron a casa, con el corazón lleno de alegría y una nueva percepción de su mundo.

"¡Nunca más dudaré de lo que puedo crear!", exclamó Max mientras entraban por la puerta.

"Sí, de ahora en adelante, siempre usaré mi imaginación para cualquier cosa", respondió Nina sonriente.

Y así, con el espíritu del Bosque de la Creatividad en su interior, Max y Nina entendieron que no solo el arte, sino también la vida está hecha de infinitas posibilidades.

FIN.

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