El bosque de la luna llena
En un pequeño pueblo rodeado de un denso bosque, había una leyenda que todos los niños conocían: en las noches de luna llena, el bosque cobraba vida y se llenaba de misterios. Un grupo de amigos, compuesto por Lucía, Mateo y Juli, decidió que era hora de explorar el bosque la noche de la próxima luna llena. Los tres tenían una gran curiosidad, y aunque un poco de miedo al principio, no podían resistir la aventura.
"¿Estás segura de que queremos hacer esto?" - preguntó Mateo, con un leve temblor en la voz.
"¡Por supuesto que sí!" - exclamó Lucía, emocionada. "Siempre quise conocer qué hay detrás de esas historias. Además, ¡seremos valientes!"
"Tal vez deberíamos llevar algo de luz" - sugirió Juli, mirando hacia el cielo lleno de estrellas.
Cuando llegó la noche, los amigos tomaron unas linternas y se adentraron en el bosque. El aire fresco y la brisa suave les daban una sensación de aventura. Caminaban con cautela, escuchando los ruidos de las hojas y los animales nocturnos.
De repente, la luz de la luna iluminó un claro en el bosque. En el centro había un árbol enorme, más viejo que cualquier cosa que hubiesen visto. Sus ramas parecían tocar el cielo, y un extraño brillo emanaba de su tronco.
"Miren eso, ¿qué es?" - preguntó Juli, señalando el brillo.
"No lo sé, pero parece mágico" - respondió Lucía, acercándose.
Cuando Lucía tocó el árbol, el brillo se intensificó y, de repente, se oyó una pequeña risa. Los amigos se miraron, confundidos pero intrigados.
"¿Quién anda ahí?" - preguntó Mateo, tratando de sonar valiente.
"Soy yo, el Guardián del Bosque" - dijo una voz suave y melodiosa, y de detrás del árbol apareció un pequeño ser luminoso, parecido a un hada.
"Soy Lúmina, y este bosque está lleno de secretos, pero también de buenas enseñanzas. ¿Quieren conocerlas?"
"¡Sí!" - gritaron los tres al unísono.
Lúmina sonrió y comenzó a volar, guiándolos a través del bosque. Les enseñó las plantas que sanaban, los sonidos que contaban historias y cómo cada criatura tenía un papel importante en el equilibrio del bosque.
"Siempre hay que cuidar de la naturaleza, chicos. Es nuestro hogar" - explicó Lúmina. "¿Saben que hasta las sombras tienen su razón de ser?"
"¿Las sombras?" - preguntó Mateo, confundido.
"Sí, ellas nos enseñan a apreciar la luz y a no tener miedo a lo desconocido. A veces, lo que parece oscuro trae consigo lecciones importantes" - dijo la hada.
Los amigos empezaron a entender que no debían temer todo lo que era diferente, sino aprender de ello. Pero de pronto, comenzaron a escuchar ruidos extraños y un viento fuerte sopló, llevando consigo una incertidumbre.
"¿Qué es eso?" - preguntó Juli, con voz temblorosa.
"Es el oscuro temor que acecha a quienes no respetan el bosque" - explicó Lúmina. "Pero no hay que asustarse, ¡sólo hay que ser valientes!"
Lúmina levantó su varita, y un camino iluminado apareció ante ellos, abriéndose paso hacia un claro donde algo estaba sucediendo. Cuando llegaron, se encontraron con un grupo de criaturas del bosque que habían sido engañadas por unas sombras.
"¿Qué pasó aquí?" - preguntó Lucía.
"Las sombras nos dijeron que éramos inútiles y que deberíamos marcharnos de aquí" - lloró un pequeño ciervo.
"No creas en ellas" - dijo Lúmina, con determinación. "Las sombras son solo espejos de nuestros miedos. ¡Demostremos que somos importantes!"
Los amigos, inspirados por Lúmina, tomaron valor y hablaron con las criaturas del bosque, recordándoles lo valiosas que eran para el equilibrio de la naturaleza. Con cada palabra, las sombras comenzaron a disiparse, y los miedos se transformaron en confianza.
Al final de la noche, las criaturas celebraron su unidad y cada uno prometió cuidar del bosque y sus secretos.
"Gracias, amigos, por ayudarnos a ver la verdad y a ser valientes" - dijeron todos, mientras Lucía, Mateo y Juli sonreían felices.
Cuando regresaron a casa, ya no vieron al bosque con temor, sino como un lugar lleno de vida y aprendizaje. Cada luna llena, regresaban al bosque para recordar la valiosa lección que les había enseñado Lúmina: ser valientes y cuidar de la naturaleza siempre será enriquecedor, incluso en la oscuridad.
Y así, los amigos continuaron su aventura, aprendiendo que el respeto y la valentía pueden iluminar hasta los rincones más oscuros.
FIN.